El valor de la vida

CARME PORTA

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Barcelona, 2 de la madrugada, ella --tiene 38 años-- vuelve a casa después de una fiesta con sus compañeros y compañeras con quien había ido al instituto. Vuelve contenta de haberlos reencontrado. De repente, un ruido, una sombra, una navaja y una amenaza. Grita. "Estírate y deja de gritar o te mato" le dice el propietario de la sombra, con la navaja en el cuello. Ella obedece. Ve una rendija, le hunde los dedos en los ojos y se puede deshacer de él momentáneamente. Vuelve a gritar cy le da una patada que lo anula. Aprieta a correr. Pocos segundos después él va detrás. Alguien los ve y le grita. Él huye. A ella la acompañan a comisaria con un 'shock'.

Sabadell, 6 de la tarde, ella --tiene 10 años-- va a buscar su amiga a casa, son vecinas. Su padre le abre la puerta, "pasa", le dice, "no tardará en llegar". La lleva hacia el comedor, estan solos y ella siente cierta incomodidad. Enseguida el le pregunta si le puede ayudar a coger algo bajo la cama. Allí mismo la inmoviliza, la toca, la manosea, la besa... "no digas nada", le dice, "que tu padre se enfadará contigo".

Mataró, 11 de la noche, ella --tiene 45 años-- discute con su pareja. Él, no es la primera vez, le ha pegado y ella se defiende. Él le reprocha que le engaña. Ella asegura que no, que no conoce ningún hombre ni habla desde que está con él, que sólo habla y saluda algún vecino cuando coinciden en la escalera "Con el vecino me engañas, puta!". Él se acerca y la golpea de forma violenta y continuada: puñetazos, patadas... los vecinos llaman a la puerta. "Que pasa? Abra!" Él saca la escopeta y le dispara a ella, abre la puerta y dispara los vecinos y sale corriendo dejando el arma.

La violencia machista es una realidad que hay que erradicar y, por eso se han desarrollado recursos y servicios

¿Son relatos o realidades? En todo caso son situaciones cotidianas en las que se encuentran muchas mujeres. La violencia machista es una realidad que hay que erradicar y, por eso se han desarrollado recursos y servicios. Para ello, Catalunya se dotó de una ley, la 5/2008, que quiere desarrollar el derecho a vivir sin violencia, un derecho humano fundamental. Una ley largamente reclamada, que dota de instrumentos para la lucha contra la violencia machista y da a las mujeres espacios de seguridad, creando mecanismos de coordinación y acción, que necesitan las diferentes situaciones.

Agresiones sexuales, violencia en el ámbito de la pareja, abusos a menores... son situaciones demasiado reales y, también, estadísticas preocupantes que no pueden ser frías ni ignoradas. La violencia machista no es obra de locos ni enfermos, sino fruto de una naturalización de la violencia que ha quedado insertada en las estructuras sociales, como lo inevitable.

Este martes, en un medio de comunicación públic, alguien dijo que "por dramático que sea, son pocos casos" la estadística utilizada contra las mujeres, una vez más. Se compara con otros países pero no con otros conflictos u otras causas de muerte. No deja de ser curioso que las muertes por terrorismo --que condeno sin matices-- que son muchas menos y, en comparación con toda la gente que no muere por actos terroristas no es una cantidad ínfima? Que un seguidor de un equipo mate a otro --un hecho dramático y inacceptable-- tampoco afecta, cuantitativamente un gran número de aficionados si contamos todas las personas que llenan los campos de fútbol o siguen un equipo. En cambio estos casos se destacan, se visibilizan, se actúa con contundencia... mientras las muertes de la violencia machista que son bastantes más, se invisibilizan, se esconden, se frivolizan.

Así, la violencia estructural, una vez más, se naturaliza desde un medio público. Se argumenta, se desprecia, y se defiende como problema menor. Las mujeres negadas, las mujeres sin derechos de ciudadanía, todo por una estadística interpretada, todo por una opinión subjetiva que aprovecha el foro. Lamentable! Cuando aquellos que pueden llenar de valores positivos los medios quitan valor a la vida.