dos miradas

Urnas o tribunales

Estamos inmersos en una discusión retórica: hay quien compra urnas porque lo puede hacer y quien en esta compra ve una metonimia

El 'expresident' Artur Mas posa con una urna junto a miembros del PDECat de Montblanc.

El 'expresident' Artur Mas posa con una urna junto a miembros del PDECat de Montblanc. / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Estamos inmersos en una discusión retórica. Hay quien compra urnas porque lo puede hacer y hay quien, en esta compra, ve una metonimia. Los primeros, los que compran las urnas, vaya, los que anuncian que encargarán la compra de 8.000 urnas en un concurso público8.000 urnasconcurso público, se limitan a decir que compran urnas, que son el bien mueble que sirve para contener, en su interior, unas papeletas depositadas a los efectos de proceder a una votación para decidir un determinado asunto en litigio.

Los segundos entienden el continente por el contenido –la metonimia –y extraen la conclusión que hablamos de "urna" para no decir lo que la urna contendrá, es decir, los votos de un referéndum que no piensan permitir de ninguna de las maneras. Como quien dice "me he bebido una botella de vino": no se bebe la botella de vidrio sino su interior líquido.

ACUSACIÓN DE LESA PATRIA

En esta discusión, los fabricantes de urnas del país contemplan la golosina de los metacrilatos a punto de ser urna y, al mismo tiempo, dudan de que la operación sea factible, bajo la acusación de lesa patria que se les viene encima si se les ocurre ir al concurso de la compra de urnas.

Vivimos días agitados. Hoy volvemos a los juzgados y, esta vez, acuden representantes políticos en activo que van ahí por culpa de haber ejercido su labor política. El desorden es monumental, en una democracia que se tambalea a la espera de una improbable (pero necesaria) decisión que nos aleje de los tribunales y nos acerque a las urnas.