La rueda

Urbanismo atormentado

El juicio de Bustos puede sentar un precedente significativo para futuros procesos

JOAN SUBIRATS

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En el juicio de los hermanos Bustos y Daniel Fernández sobre la presunta contratación irregular del cargo de confianza responsable de urbanismo de Montcada i Reixac, el abogado de moda (Cristóbal Martell, letrado de Núñez y de la familia Pujol) defendió con ardor la contratación de Carmina Llumà en base a distintos argumentos. El más relevante fue la incuestionable calidad profesional y el alto nivel de preparación de la persona finalmente contratada, a pesar de que la empresa de recursos humanos encargada no la seleccionase. Según sus palabras, los concejales de urbanismo no acostumbran a ser Ildefons Cerdà, y por tanto precisan de personas preparadas. Ello es aún más cierto, remachó, si, como ocurre en el caso de Montcada, estamos en un escenario de «urbanismo atormentado». El tormento sería consecuencia de la combinación de muy diversas infraestructuras en el municipio. Vías de tren y de AVE, autopistas y un gran elenco de carreteras justificarían esa calificación.

El corolario, según el jurista, sería el máximo nivel de exigencia sobre la persona que deba ocuparse del tema. De ahí la contratación. No habría delito alguno en la presunta presión ejercida por los acusados, ya que en el ánimo de la alcaldesa de Montcada estaba ya la contratación de la mejor persona y sin duda esa fue la decisión final. Bustos ya había dicho antes que le extrañaba que hubiera que hacer pruebas para un cargo que era de confianza. Cada abogado puede optar por la línea de defensa que estime mejor para sus defendidos. Pero lo de «urbanismo atormentado» me ha llegado al alma. Y, sin duda, puede constituir un precedente significativo para futuros juicios sobre el urbanismo depredador y especulativo que hemos padecido todos en los últimos tiempos. Atormentar al urbanismo siempre es peligroso. Y atormentar a los ciudadanos, no digamos. Luego resulta que deciden cosas extrañas.