Una rivalidad de quita y pon

Es un tópico como una casa de payés, pero este derbi tiene trampa. Mucho que perder y solo tres puntos que ganar

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JORDI PUNTÍ

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Si no fuese porque es un tópico como una casa de payés, diría que para el Barça el partido de este domingo contra el Espanyol tiene trampa. Mucho que perder y solo tres puntos que ganar, ante un equipo que lleva una buena racha, se está cohesionando y va al Camp Nou con muchas ganas. Cuando veo a Quique Sánchez Flores en las ruedas de prensa, con esa barba patriarcal y el tono comedido y pausado, pienso que es como un profeta que ha convencido a sus jugadores y le seguirán a ciegas hasta la tierra prometida. En cambio, esta temporada, cada vez que Luis Enrique ha afirmado que estábamos ante un partido trampa, el Barça ha perdido o empatado, así que para espantar el mal fario lo que más nos conviene a los culés es que este derbi salga de la normalidad y tenga el punto picante de los partidos históricos.

LOS TIEMPOS DE CRUYFF Y CLEMENTE

Lo cierto es que, con tanta competición y viniendo del clásico de hace quince días, no sé si jugadores y aficionados del Barça estamos mentalizados para el derbi. A veces me parece que la rivalidad entre Barça y Espanyol es de quita y pon, como mínimo desde el punto de vista culé. Hay que remontarse a las épocas en que al frente estaban dos provocadores como Cruyff Clemente para recordar unos derbis con cierto pedigrí; en cambio, en los enfrentamientos del año pasado en la Copa, con Galca de entrenador, el Espanyol confundió la intensidad con el juego duro. Dos no discuten si uno no quiere, y en los últimos años el Barça ha sido demasiado superior para sentirse amenazado, pero no olvidemos que ahora Raúl Tamudo -el hombre que nos quitó una liga para dársela al Real Madrid- ha vuelto a la órbita del Espanyol, aunque sea fuera del campo. Estupor, temblores.

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Desde hace unos días, pues, intento encontrar argumentos para darle a este derbi valor extradeportivo, esa espuela que nos haga cabalgar. Me fijo en la ropa que llevaba Luis Suárez el día en que firmó su ampliación de contrato con el Barça y veo en ella un mensaje amenazador para los blanquiazules: camiseta negra con una calavera y dos tibias cruzadas en relieve, pura simbología pirata.

LA OFERTA A MESSI

Luego pienso que hoy en día el futuro económico del futbol está en manos de los jeques árabes y los empresarios chinos, y me acuerdo de Chen Yansheng, el presidente del Espanyol, que vino, convenció y se fue y no estará en el Camp Nou. Entonces le doy vueltas al asunto y mis ganas de derbi me hacen ver conspiraciones asiáticas... ¿O no les resulta muy sospechoso que, en la semana del derbi, aparezca el rumor según el cual que el Hebei Fortune, de la liga china, quiere ofrecer un contrato estratosférico a Leo Messi?

Cien millones netos por temporada, ahí es nada. Me paro unos segundos a valorar la cifra mareante y mi lado pesimista recuerda que en ese equipo chino ya está jugando otro argentino, Ezequiel Lavezzi. Por suerte, acto seguido mi lado optimista busca el equilibrio y piensa que la continuidad de su amigo Luis Suárez puede ser uno de los argumentos que lleven a Messi a renovar pronto con el Barça. Y en estas disquisiciones, mientras analizamos el sexo de los ángeles, vamos esperando a que se haga la hora del partido y que además sea un derbi de verdad, de los de antes.