Una reflexión inconveniente

El fiscal general del Estado quema el poco prestigio que le quedaba jugando al escondite penal con los fiscales catalanes, Mariano Rajoy planea acudir a Catalunya a convencer solamente a los suyos, Artur Mas se pasea entre los aplausos de los suyos, Pedro Sánchez intenta ponerse de acuerdo con los suyos sobre qué significa federalismo, Oriol Junqueras pide elecciones ante los suyos con cara de ir al dentista y Pablo Iglesias reclama ante los suyos abrir un diálogo y llevarnos todos bien. Al día siguiente vuelta a empezar, todos a hacer y decir lo mismo.

A lo mejor es el momento de preguntarnos qué habría pasado si se hubiera hecho la consulta cómo Dios manda. Ya no tiene remedio, pero todavía podemos intentar aprender de los errores y probar a hacer algo distinto.

Si la consulta se hubiera celebrado con el consenso de todos se hubiera pactado una pregunta clara y no el trabalenguas que negociaron los partidos proconsulta. Si hubiéramos podido seguir una campaña con sus debates, sus mítines y hasta sus pequeños escándalos, a lo mejor no estábamos hoy perdidos y regresando siempre a la casilla de salida.

Vistos los resultados del 9-N no parece descabellado pensar que Catalunya habría votador algo parecido a Escocia. Los catalanes habrían podido decidir y el resto habríamos demostrado que sabemos respetarlo, Mariano Rajoy podría presumir de democracia, que falta nos hace, además de tener más tiempo para indicarnos dónde están exactamente las raíces vigorosas de la recuperación y el 'president' Mas debería explicar sus políticas o convocar elecciones.

Aunque a lo mejor ese es el problema. Que a ninguno le interesa dar muchos detalles sobre unas maneras de gobernar que hacen a los ricos más ricos y a los pobres más pobres. Es mejor tenernos distraídos.