Una muestra, por favor

No sé si he escrito alguna vez que si no tuviéramos a un Ferran Mascarell en Cultura nos lo tendríamos que inventar. Las circunstancias son muy difíciles y los quebraderos del sector, enormes, pero pocos dudan de que sin una figura de su talla política, la cultura había salido mucho peor parada de la crisis.

El conseller dio ayer una conferencia sobre la situación política y las perspectivas, pero no se dejó la cultura en el saco. Quizá la frase más destacable, destinada en primer lugar a la tribu específica, es la que se refiere al dinero y a las leyes. Sin dinero público, gran parte de la producción y de la programación cultural dejarían de existir, pero todavía es más importante la capacidad de legislar. Una buena ley de propiedad intelectual, que pusiera fin a la piratería desatada y galopante. Una buena ley de mecenazgo. Incentivos fiscales al consumo cultural. Se nota que lleva el tema preparado. Pero sin instrumentos homologables de estado, la capacidad legislativa del Parlament es ínfima. Si no dispones del impuesto sobre sociedades o de la capacidad reguladora del IVA, no hay nada que hacer. Escaso mecenazgo empresarial y, por lo tanto, más meritorio. IVA cultural al tipo máximo del 21%. Abuso recaudatorio de Madrid.

Ahora bien. Como todos sabemos, Catalunya dispone hoy, y desde hace tiempo, de una buena mitad del IRPF, con poderes para gravar o desgravar. Predicar con el ejemplo, aunque a través de una ley propia de incentivos al mecenazgo solo privado y al consumo cultural, por naturaleza personal, quizás no resolvería los graves problemas de financiación de la cultura, pero demostraría las buenas intenciones de los políticos catalanes. El conseller ponía ayer ejemplos: 12 libros o conciertos el año, o abonos al teatro... supondrían desgravación individual. ¿Por qué no ponemos manos a la obra? No hay quórum, ni en el Govern ni en el Parlament. ¿Lo habrá algún día? Este es el reto, no solo del conseller sino de todos.