PEQUEÑO OBSERVATORIO

Una mariposa llamada beso

Mis padres se querían mucho, pero me parece que nunca les vi bersarse; era una cosa íntima

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JOSEP MARIA ESPINÀS

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En el último siglo, y qué decir de las últimas décadas, ha habido una explosión progresiva de novedades. En todos los ámbitos: científico, tecnológico, productivo. Mi exploración del progreso es forzosamente modesta, pero sí que he adquirido cierta experiencia en una costumbre que se ha impuesto desde hace unos cuantos años: la multiplicación de los besos.

Osaría decir que la docena –pongamos veinte, vaya- de besos que yo daba o recibía cuando era adolescente se ha multiplicado espectacularmente. ¿Vienen tres chicas periodistas a casa? Tres besos de entrada y tres de salida. ¿Me las encuentro por la calle? Un reparto de besos que a veces supone un pequeño desorden y choques poco hábiles. Una vez estuve a punto de dar un beso a unas gafas.

No me extraña esta confusión. Abro el diccionario de Coromines y me encuentro siete columnas de letra pequeña dedicadas al beso. Una 'besada', una expresión tradicional y noble en otros tiempos, tiene estas variantes de beso: 'putú', 'potxó', 'pató'.

Mis padres se querían mucho, pero me parece que nunca los vi darse un beso. El beso era una cosa íntima. Y los tres hermanos que somos empezamos a darnos un beso cuando nos encontrábamos ya en plena madurez. Ya sé que en otras familias el régimen de besuqueos era más intenso. 

Si hoy hablo de besos es porque me ha sorprendido –más allá de mis antecedentes– la fotografía del beso que están a punto de darse dos figuras de la política: <strong>Mariano Rajoy </strong>y <strong>Angela Merkel</strong>. Tienen los labios a dos dedos y él le pone la mano en el hombro a ella no sé si para atraerla o para pararla. En la foto se ven las dos narices a punto de tocarse, o quizá ya se rozan. Las narices son un obstáculo para besuquearse, y no está escrito, que yo sepa, que haya una norma que regule qué nariz ha de ceder el paso a la otra. 

Hay una expresión popular tan entusiasta como desagradable: "Se lo comió a besos". Los besos más bonitos son los delicados, como una mariposa que pasa por los labios.