LARGO PLAZO

¿Una Europa de dos velocidades?

Desde las instituciones el principal tema de debate ahora es cómo reformar Europa con o sin Gran Bretaña

OLGA GRAU

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El presidente del Parlamento europeo Martin Shulz reconocía esta semana en un restringido encuentro con periodistas en Estrasburgo que la Unión Europea deberá repensar su futuro pase lo que pase con el Brexit el próximo 23 de junio. Una opinión compartida por uno de los vicepresidentes del Parlamento Europeo, el conservador italiano Antonio Tajani, y por la mayoría de las fuerzas que componen la institución.

Según la última encuesta publicada esta semana por el periódico británico The Independent, el 55% de los británicos estaría a favor de salir de la UE (cuatro puntos más que en el anterior sondeo realizado en abril) y un 45% a favor de permanecer (4 puntos menos). Curiosamente, estos porcentajes se corresponden peligrosamente al nivel en el que se encuentra el apoyo de los europeos a la UE, que se sitúa en el 51%, según el Pew Research Center.

En las instituciones europeas el Brexit se ha convertido en la principal preocupación y el referéndum se plantea como un punto de inflexión en una Europa de 500 millones de ciudadanos con problemas de origen como la falta de democracia en las instituciones, el frágil contrapoder que ejerce el Parlamento europeo frente a la Comisión Europea (como se ha puesto de relieve en la crisis de los refugiados) y la resistencia de los países a ceder soberanía para crear una verdadera zona común política y económica en un mundo globalizado.

Una década de crisis económica ha socavado el estado del bienestar y ha evidenciado la fragilidad de los liderazgos para resolver los grandes problemas que afectan a las personas como la falta de crecimiento económico, el paro o la inmigración o el terrorismo, lo que ha dado peligrosas alas a la extrema derecha (en 7 países de la UE partidos extremistas y xenófobos obtuvieron más del 15% del voto en las últimas legislativas) y a los populismos.

La guinda la han puesto escándalos como el Luxleaks y los papeles de Panamá que han enfurecido a una ciudadanía harta de que se evaporen cada año 10.000 millones de euros por la vía de la elusión fiscal de las grandes multinacionales desde territorios como Luxemburgo, Holanda o Irlanda.

Desde las instituciones el principal tema de debate ahora es cómo reformar Europa con o sin Gran Bretaña. Y como se tapona la herida si se produce el Brexit antes de que la UE entera se desangre. Se perfila un futuro muy cercano con una Europa de dos velocidades, dicen fuentes europeas. Los países que apuestan por más unión y cesión de soberanía, en un primer círculo, y los que no. En el primer equipo deberían entrar los países que comparten el euro. La incógnita es si habrán los liderazgos fuertes que requiere esta etapa.