IDEAS

Una del Oeste

Fotograma de 'La legión invencible', de John Huston.

Fotograma de 'La legión invencible', de John Huston. / periodico

Óscar López

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Lo confieso. De chaval siempre quise disparar como James Stewart, cabalgar como William Holden, y besar a las chicas como hacía John Wayne. Aquellos sábados por la tarde tenían sentido si 'echaban' en la tele 'Fort Apache', 'Centauros del desierto' o algún capítulo nuevo de 'Bonanza'. Pero el resto de la semana no hubiera sido lo mismo sin las novelas del Oeste que pillábamos en la tienda del barrio. Aquellas novelitas de a duro las firmaban tipos como Zane Grey, Marcial Lafuente Estefanía, Silver Kane o Edward Goodman, algunos de ellos autores patrios, lo que averiguaría años después. Yo no hubiera sido lector sin aquella literatura popular que algunos tildaban con menosprecio de subgénero.

De un tiempo a esta parte el género del wéstern ha renacido, y hay que agradecerlo, entre otros, a Valdemar y a Galaxia Gutenberg

Lo que ocurría en aquellos salones y fuertes del Séptimo de caballería moldearon mi gusto por la aventura y la épica. Ha pasado el tiempo y entraron en escena títulos imprescindibles de Dumas, Tolstoi o McEwan, pero por mis meninges aún resuenan los ecos de aquellos disparos que luego los chavales reproducíamos onomatopéyicamente en las calles. Confieso que durante años abandoné en un rincón aquellas diminutas portadas a todo color, y que a lo sumo satisfacía mis querencias pistoleras con los libros que Olañeta Editor publicaba en la estupenda colección 'La pipa sagrada', donde destaca la descomunal obra sobre los indios norteamericanos de Edward S. Curtis; y en algún título de Cormac McCarthy o E. L. Doctorow. Poco más.

Pero de un tiempo a esta parte el género del wéstern ha renacido y es justo agradecerle a Alfredo Lara, de Valdemar, que pusiera en marcha la colección Frontera, en la que ya hemos podido disfrutar de 'La última galopada de Thomas Edison' y de 'Los cautivos' del añorado Elmore Leonard. También Galaxia Gutenberg ha recuperado novelas del gran Oakley Hall, como su imprescindible 'Warlock'. Y qué decir de la finalista del Premio Pulitzer, 'El hijo' (Literatura Random House), de Philipp Meyer, o de la desconcertante y sicodélica 'Zebulón' (Tropo), de Rudolph Wurliter. Pero vendrán más, cómo no, para que los hijos del Oeste sigamos cabalgando por aquellas interminables praderas, junto a algún trasunto literario de Clint Eastwood.