Geometría variable

Una amenaza para España

La incertidumbre tras el triunfo de Trump puede afectar a las economías más débiles de la UE

Pupitres de votación en la ciudad de Saint Charles, en Misuri.

Pupitres de votación en la ciudad de Saint Charles, en Misuri.

JOAN TAPIA

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Donald Trump, de quien nadie creía que pudiera ganar la nominación republicana, será el 20 de enero el nuevo presidente de Estados Unidos. No ha arrasado, ya que ha tenido unos pocos menos votos que Hillary Clinton, pero sí ha obtenido una indiscutible ventaja en el colegio electoral.

Ha ganado con un eslogan claramente nacionalista ('Hacer grande de nuevo a América') y apelando con insistencia al proteccionismo (se han perdido empleos en Estados Unidos que han ido a China y otros países), al recelo extremo hacia los inmigrantes, a la supremacía blanca, a un menor compromiso militar -ya que no pagan por su defensa- con Europa y Japón y a una actitud adversa a las libertades y los derechos.

LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS

Las consecuencias económicas del populismo de Trump a largo plazo son difíciles de predecir. El proteccionismo puede dañar el comercio internacional y el crecimiento, pero las inversiones públicas en infraestructuras que preconiza pueden animar la economía americana. De lo que hay menos dudas -pese a que los mercados fueron cautelosos- es de que habrá durante un tiempo una mayor incertidumbre internacional. Y la falta de confianza puede afectar seriamente a la zona euro -una moneda en construcción- y en especial a sus economías más débiles, entre ellas España.

Y Europa va a estar bastante paralizada por el 'brexit', por el referéndum italiano de diciembre, por las elecciones holandesas de marzo y las francesas de mayo -donde el populismo, que ha cobrado fuerza, estará muy presente- y por las alemanas de otoño. Y en este periodo, España, un país muy endeudado que está convaleciente de una crisis larga y dura -el paro saltó del 8% del 2008 al 26% a principios del 2014 y está ahora en el 19%-, puede resultar seriamente afectada.

LAS PREVISIONES PARA EL 2017

El horizonte rosado que podían pensar Rajoy y Guindos -costes muy moderados para satisfacer a la UE gracias a un crecimiento fuerte de la economía- puede saltar por los aires porque las previsiones para el 2017 son hoy mucho más aventuradas. Un Gobierno débil sin mayoría no es lo más inteligente si la prima de riesgo vuelve a dar algún susto, lo que no se debe descartar, pues en Alemania hay reticencias crecientes a la política de Mario Draghi en el Banco Central Europeo y elecciones en menos de un año.

Quizá lo sensato, pensando en el medio plazo, sería un entendimiento serio -la fórmula se debería estudiar- entre los dos grandes partidos. Pero ni el PP, prudente en economía pero pendiente de los repartos de poder internos y de si María Dolores de Cospedal conservará la secretaría general tras el próximo congreso, ni un PSOE sin liderazgo, en plena guerra interna y sin ningún economista con autoridad en su grupo parlamentario, parecen estar preparados para prevenir las consecuencias de otro posible -no seguro- gran temporal.

La incertidumbre creada por la victoria populista de Trump es una espada de Damocles sobre España, pero ni en Madrid ni en Barcelona parece que vayan a sacar la conclusión de que una nueva crisis del euro -de consecuencias imprevisibles- no se debe descartar.