GEOMETRÍA VARIABLE

Un serio aviso a Rajoy

Donde menos se piensa salta la liebre. Podemos crece y Pedro Sánchez quiere resucitar al PSOE

JOAN TAPIA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la primavera del 2013, cuando estalló el caso Bárcenas, el PIB caía un 2% anual y se destruía empleo. Un domingo de julio se publicaron los mensajitos entre el presidente del Gobierno y el extesorero del PP. Parecía que Mariano Rajoy se ahogaba, pero salió vivo del pleno contra Alfredo Pérez Rubalcaba. Luego, con la caída de la hoja y algún brote verde, remontó.

Ahora la economía crece al 1,6% y se crea empleo. Pero una patosa gestión de la imputación de Ángel Acebes, de lo de la caja b del PP para las obras de la sede del partido, del monumental escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid, más la detención de una red de comisionistas encabezada por Francisco Granados, hombre fuerte del PP de Madrid, parece que tienen al jefe del Ejecutivo abrumado. El discurso en Alicante ante el Instituto de Empresa Familiar fue flojo.

Quizá porque una encuesta de 'El País' dijo que Podemos ganaría hoy las elecciones. Subía 13 puntos en un mes, mientras el PP bajaba 10 (24 desde las elecciones generales del 2011). Y ayer el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) confirmó que Podemos es la primera fuerza en intención directa de voto y que detrás vienen el PSOE y el PP (por este orden). Pero en estimación de voto (la más interesante si está bien hecha), el PP llega primero, el PSOE segundo y Podemos tercero. Suponiendo que sea así -es momento de alta volatilidad-, estas encuestas indican cosas.

Primera. El cabreo con la realidad (crisis económica más corrupción política) es fuerte y castiga al PP que apostó todo a una reactivación que resulta débil, lenta e incierta. Y que, salvo en economía, donde ha hecho cosas, gobierna poco. No ha tomado medidas para sanear el sistema, quizá porque su cúpula no tiene autoridad moral. Al problema catalán solo ha respondido con palabras (más malas que buenas) y excusándose en todo (y en la legalidad) para decir no a casi todo. Ello ha recordado la  campaña contra el Estatut. Además, la estabilidad es virtud, pero la despreocupación es vicio. ¿No es desidia mantener un gobierno en el que la mejor nota (CIS dixit) es la de la vicepresidenta para todo que saca un 2,92? ¡Ningún ministro llega al 3!

Segunda. La protesta contra el sistema por la dureza de la crisis (fenómeno europeo que Barck Obama también ha sufrido) impulsa a Podemos, que tiene la ventaja de no tener pasado y apela a la regeneración (bien), pero cuyo programa huele más a dirigismo latinoamericano que a izquierda europea. Confieso que prefiero París, Berlín y Londres, aunque en ninguna de estas capitales no falten problemas y haya déficit de propuestas y de herederos de Willy Brandt y Helmut Schmidt. Podemos es la reacción contra un sistema que funcionó, pero que hoy genera insatisfacción. Apuesta por reformar y mucha gente -harta de las consignas y maniobras de las cúpulas partidarias- se apunta. Pero hay que reformar para mejorar, y las ideas de Podemos nos pueden dejar fuera de Europa que, aunque no es el paraíso…

Tercera. El PSOE se recupera algo, pero con lentitud. Pedro Sánchez es una cara nueva que corre tras la pelota, pero está por ver que tenga la energía y la materia gris necesarias. Se irá viendo. Con todo, y aunque suspende, es el político conocido más valorado y la distancia con el PP se ha reducido de nueve puntos en julio a menos de cuatro. Para empezar no está mal.

Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy son los tres nombres de la campaña electoral del 2015. El presidente del Gobierno es el de más peso, pero será barrido si no sabe transformar sus activos en acción.  Acabará mal si sigue dejando -como en el caso catalán- que los problemas se pudran. El paso del tiempo no lo cura todo y la encuesta del CIS es una advertencia. Podemos crece y el PSOE puede resucitar.