ANÁLISIS

Un Mundial peligroso

ERNEST FOLCH

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Nunca un Mundial fue tan emocionante, pero tampoco tan plano. Si el gran campeonato del fútbol es la gran pasarela de moda donde se exhiben las últimas tendencias, entonces se confirma que el deporte rey muestra síntomas preocupantes de volver otra vez a las andadas, es decir, a ser conservador, físico y escasamente imaginativo.

De las cuatro últimas selecciones supervivientes, solo la Holanda de Van Gaal parece tener un cierto afán de dominar el juego y de amor por el riesgo, como demostró con el valiente cambio de portero a escasos segundos de la tanda de penaltis. Alemania, a pesar de la evolución de la Bundesliga en estos últimos años, sigue apostando por una segura y aburrida solidez, y de Argentina y Brasil no se tiene ninguna noticia de su juego colectivo. Y como es ley de vida, el sueño de los pequeños no ha podido progresar más allá de los cuartos de final: una vez más, las revoluciones deberán esperar.

Con este panorama, lo peligroso del Mundial de Brasil es que sirva de coartada a los que en realidad nunca han creído en el juego de toque. Prepárense para oír la vieja canción de que el fútbol evoluciona, y que ya sólo pueden ser competitivos los equipos que apuestan por el físico. Todos estos partidos que estamos viendo, vibrantes pero con un juego muy poco elaborado, donde se exhibe mucha fuerza y mucha resistencia pero muy pocas ideas, son la enésima prueba que el fútbol, como la cabra, tira al monte. Lo fácil siempre será defenderse e ir al gimnasio, por decirlo simplificadamente: lo complicado y más delicado de gestionar es el talento, la técnica y la creatividad. Atención, pues, a los oportunistas que, haciendo palanca con lo visto en el Mundial, nos empiezan a explicar, por enésima vez, que hay que dar por enterrado el estilo el Barça. No sabemos si lo que se pretende es que a partir de ahora Messi juegue rodeado de unos cuantos Hulks, al dudoso estilo de Scolari, o si se trata directamente de importar el modelo del talonario puro y la cantera para todos los otros equipos excepto para el propio. Ya se sabe que la memoria del fútbol es inexistente, pero ahora que empezará la enésima ofensiva del músculo, habrá que recordar que el mejor equipo que han visto nuestros ojos estaba poblado de jugadores que apenas llegaban al metro setenta, no eran precisamente fuertes y ni tan siquiera destacaban por su rapidez de piernas.

Cantos de sirena

Este Mundial puede exacerbar todo tipo de teorías antediluvianas y Luis Enrique será una pieza fundamental para ahuyentar los enésimos cantos de sirena del fútbol de choque. El formidable escaparate de Brasil no debería servir para que el Barça se contagie de vicios ajenos sino para justamente reafirmarse en su singularidad. El camino marcado está muy claro y debe ser protegido por todos los estamentos del club, como así se proclamaba en los tiempos fáciles en que se ganaba todo. Los otros, que hagan lo que quieran.