Un acuerdo de socorro mutuo

Es inmoral hacer coincidir el inicio de la campaña electoral con la Diada

JOAQUIM Coll

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El martes unas 200 personas convocadas por la ANC increparon a Artur Mas con gritos de «eleccions o dimissió» en la inauguración de la nueva biblioteca pública de Girona. Es la más grande de Catalunya y ha sido financiada, por cierto, a cargo de los Presupuestos del Estado, aunque será gestionada por la Generalitat en un nuevo desmentido del victimismo. Pero el fracaso de la cacerolada esa noche para exigir un acuerdo entre Mas y Junqueras fue otro síntoma de que el enfado no solo amenazaba con girarse en contra del president sino contra todos. La guerra interna estaba servida y podía ser letal de cara a las municipales para CiU y para ERC. Para sortear ese escenario devastador, del que tampoco hubieran salido indemnes la ANC y Òmnium, ambos necesitaban alcanzar algún acuerdo de mínimos que les permitiera afirmar que el proceso seguía vivo. Lo que anteayer anunció Mas no es otra cosa que un pacto de supervivencia para todos.

Es acuerdo de socorro de mutuo tiene tres consecuencias. La más inmediata es que van a darnos la murga casi nueve meses más, a someternos a otra ducha de propaganda diaria como la que ya sufrimos en el 2014. En perjuicio, claro está, de la economía y la convivencia. Los datos sobre la caída de las inversiones en Catalunya por la incertidumbre política van a seguir agravándose. A muchos no nos molestan las elecciones sino que regrese la matraca. La segunda es convertir definitivamente Catalunya en una seudodemocracia. Meternos en un proceso electoral con nueve meses anticipación es inaudito en Europa. También es inmoral hacer coincidir el inicio de la campaña con la Diada y jugar con el fetichismo de la fecha de la firma del decreto de la consulta del 9-N sin contar con que en Barcelona y otros municipios del área metropolitana hay un puente ese fin de semana por la fiesta de la Mercè. Y es que Mas solo busca ponerse medallas sin importarle (¿o sí?) los efectos sobre la baja participación, que debería ser su primera preocupación como president de todos. La tercera consecuencia es que subraya el engaño que ha presidido el proceso desde el principio. Fíjense que Mas no citó el concepto plebiscitarias ni tampoco aclaró la hoja de ruta. Todo son incógnitas sobre cómo materializar la independencia en contra de España y fuera de la UE. Las medidas para completar las estructuras de Estado son humo y no parece que ERC vaya a entrar ahora en el Govern por mucho que Junqueras lo desee. Es un acuerdo de socorro mutuo con el que Mas gana tiempo y la aprobación de unos presupuestos sin los cuales estaría desnudo. Evitan la guerra fratricida en las municipales y un posible voto de castigo para ambos. Y a las entidades secesionistas, pese a que renuncian a las elecciones ¡ya!, les suministra otro subidón.