AL CONTRATAQUE

La última Navidad del 'president'

En su último discurso oficial de Navidad, Pujol criticó el egoísmo. Una maravilla

Jordi Évole

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Lo que más me gusta de la Navidad son los mensajes televisados que lanzan nuestros gobernantes, desde el jefe del Estado a los presidentes autonómicos. Para mí, son los verdaderos Reyes Magos, porque nos hacen unos discursos que son auténticos regalos. Uno de los más entrañables fue pronunciado hace 12 años por Jordi Pujol. Fue su última intervención navideña como presidente de la Generalitat. Inolvidable. Un anticipo: criticó el egoísmo. Una maravilla.

Ese 30 de diciembre del 2002, Pujol se dirigió a los catalanes para lanzarles un grito de alerta ante los retos que, en su opinión, tendría que afrontar Catalunya en los próximos años. En este sentido, hizo referencia a la globalización y a la inmigración. Y lo clavó, ya que, con el paso del tiempo, hemos ido leyendo que la familia Pujol tiene pasta en diferentes paraísos fiscales del globo terráqueo. Si quieres estar al día, y ser moderno y no un friki, tienes que dejar que tu dinero emigre. Otra cosa bien distinta es que emigre la gente a Catalunya. Ojo con eso. Cuando a Marta Ferrusola le preguntaron si le molestaba que un andaluz, en alusión a José Montilla, fuera presidente de la Generalitat, contestó: "Sí, me molesta mucho, porque es un andaluz que tiene el nombre en castellano". Normal. ¡Cómo no le va a molestar eso a alguien tolerante! Ese es el reto: que nos encante tener nuestro dinero fuera de aquí, pero que nos moleste un nombre que no sea de aquí.

Durante su mensaje del 2002, Pujol también tuvo palabras para el egoísmo: «Hay que evitar caer en una mentalidad de ir cada uno a la suya». Y tú te preguntarás: ¿Eso significa que si pienso ir a Andorra a comprar es mejor que le llame por si alguien de su familia también va y así vamos todos en el mismo coche, y evitamos ir cada uno a la suya, que sale más caro? Pues vas bien encaminado, pero no es por el dinero. ¿O te habías creído tú que son unos aprovechados? Qué va. Es por ética, que eso lo miran mucho.

Esfuerzo

Por si no te habías enterado, Jordi Pujol aseguró en 2002 que «el sentido del bien común se ha debilitado», y reclamó a la sociedad un esfuerzo para recuperarlo. La familia Pujol no para de dar ejemplo: sus miembros tienen en común un montón de bienes. En su último discurso navideño como presidente de la Generalitat, Pujol afirmó que Catalunya tendrá éxito si tiene «ambición colectiva». Y tenía razón. Ahí va un colectivo: Pujol, su mujer y tres de sus hijos. Y ahí va la ambición: han sido imputados por fraude fiscal y blanqueo de capitales, por lo que tendrán que declarar ante el juez el 27 de enero. ¿Y qué dirán? Imagino que dirán que se sienten solos, y que salvo algunas personas, como Millet, los catalanes no están haciendo piña. Cierto. Está visto que nos falta pasión por el fraude. No servimos para 'molt honorables'. Somos una deshonra para el país.