La última librería

JUAN VILLORO

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"Nadie camina en Los Ángeles», el estribillo de una canción de Missing Persons describe la vida en una macrópolis de barrios inconexos, la «ciudad de cuarzo», como la llama Mike Davis. Una larga travesía me llevó a Sunset Boulevard para visitar Amoeba Records, tienda de discos con mitología de santuario. Es casi un error entrar a ese recinto con un fin. El surtido formidable depara una sorpresa: encontrar lo que no sabías que buscabas.

La oferta básica proviene de dos variantes del pasado. La primera pertenece al renglón de los anticuarios (los discos de segunda mano); la segunda es más interesante, pues recupera una forma del placer que parecía condenada a la extinción (los discos en vinilo). En forma apropiada, la tienda no vende cadenas de música, pero sí tocadiscos.

La idea de este espacio es que el futuro puede estar atrás. No se trata de un templo de la nostalgia, sino de un laboratorio que redefine lo nuevo. El rock ha durado como para tener historiadores y arqueólogos, pero también para innovar a través del reciclaje. Seguir haciendo discos en vinilo es un arcaísmo; volver a hacerlos, una vanguardia.

Experimenté lo mismo en un lugar muy diferente, ubicado en una de las pocas regiones donde sí se camina en Los Ángeles, el viejo centro. En la Quinta Avenida y Spring, se alza un negocio con aspecto de patricia sucursal bancaria: The Last Bookstore. El nombre tiene algo de película de ciencia ficción: un pasado visto desde el futuro, cuando los libros en papel pertenezcan a un museo. Los vetustos estantes y el abigarrado despliegue de libros usados suscitan la impresión de estar ante una cultura desaparecida.

En su espléndido ensayo LibreríasJorge Carrión se ocupa de esos sitios donde los volúmenes de distintas épocas y lugares modifican una época. Con acierto, ofrece una visión a un tiempo crepuscular y esperanzadora: la circulación de los libros ha cambiado, pero eso no marca su extinción. En el cruce de temporalidades de «La última librería», lo antiguo tiene un extraño modo de ser presente, como si citara a Octavio Paz: «Lo que pasó, está pasando todavía».

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