Twitter, de la fascinación al cansancio

SAÜL GORDILLO

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Los montajes fotográficos que circulan por las redes sociales son para el periodismo digital como los globos sonda de antes para los medios tradicionales. Los usuarios manipulan imágenes y las lanzan a la red para divertirse o fastidiar al protagonista del montaje, con el riesgo de confundir a los periodistas que se hacen eco de la participación ciudadana en internet. Las fotos retocadas con Photoshop del presidente de la Generalitat valenciana, Alberto Fabra, escribiendo la palabra apoyo con elle en la barrica de una bodega o la captura del falso tanga de la ministra María Elena Boschi en su toma de posesión ante el presidente de la República y el primer ministro italianos son los penúltimos divertimentos, ahora llamados fakes, que han dejado en evidencia a muchos usuarios de Twitter. La red es amenaza y, al mismo tiempo, oportunidad para la credibilidad de los medios.

El problema es que la realidad supera a la ficción y en Twitter ambos planos convergen con una facilidad cada día más pasmosa. La no jerarquía en la línea de tiempo de los tuiteros es la conversación caótica del bar cuando el más atrevido deja en el aire un comentario o invención ingeniosa. Un cierto cansancio está sucediendo a la etapa de fascinación inicial y explosión de redes como esta. Disfrutar en la barra del bar o en el hilo de Twitter tomando ciertas prevenciones es necesario para no caer en engaños o dejarse manipular fácilmente.

El consultor Genís Roca sostiene que la etapa del estriptís ciudadano en las redes sociales ha pasado. Síntomas de madurez tras el acné digital ahora que conviven todas las generaciones, clases sociales y sectores en las herramientas 2.0. Roca advierte de que faltan 30 años para la adaptación total a la era digital.  Estamos en la prehistoria. Más vale que seamos cautos.