Ideas

¿La mejor película del año?

Kyle MacLachlan, Laura Dern y David Lynch, en una imagen promocional de 'Twin Peaks 3'

Kyle MacLachlan, Laura Dern y David Lynch, en una imagen promocional de 'Twin Peaks 3'

Ramón de España

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Siempre que cambiamos de año proliferan los resúmenes del anterior, que suelen incluir variadas listas de acontecimientos importantes, muertos ilustres y cosas por el estilo. Nunca falta la lista de las mejores películas del año, con la que uno puede estar de acuerdo o no.

A principios del 2018 -o del 2016, según Mariano RajoyMariano Rajoy-, uno no puede estar más en desacuerdo con la elección, por parte de la revista francesa 'Cahiers du cinema', de la tercera temporada de 'Twin Peaks' como la mejor película del año. Y no puedo lamentarlo más, pues soy fan de David Lynch desde su primera obra, 'Eraserhead', disfruté enormemente del 'Twin Peaks' de los años 90 y aún recuerdo con sumo agrado la conversación que mantuve con él en 1981 en los estudios Zoetrope que Francis Coppola acababa de montar en el centro de Los Ángeles.

Otra pandilla de listos, esta vez británicos, los responsables del mensual 'Sight & Sound', cree que la última temporada de 'Twin Peaks' es lo mejor del 2017 después de 'Déjame salir' (que a mí me pareció una oportunidad desperdiciada de decir algo inteligente y divertido sobre el racismo de los progres blancos con dinero). Tanta unanimidad me resulta sospechosa y me lleva a pensar que ha podido más el amor de fan que el análisis pormenorizado de la obra. El deseo -compartido por quien esto firma- de que el regreso de 'Twin Peaks' fuese una obra maestra parece haberse impuesto sobre la realidad.

Como muchos otros, yo también empecé a ver la nueva entrega de la serie con ganas de que me fascinara. Lo hizo, más o menos, durante los cuatro o cinco primeros episodios. A partir de ahí, me sentaba cada semana ante el televisor por militancia, albergando aún cierta esperanza en que aquel sindiós levantara cabeza en algún momento, cosa que no hizo. Sí, había instantes brillantes -el episodio ocho, del que más de la mitad era como un cuadro abstracto en movimiento, por ejemplo-, ocurrencias geniales, secuencias fascinantes, pero… El conjunto no llevaba a ninguna parte. Y tampoco era como los últimos largometrajes del señor Lynch, incomprensibles pero hipnóticos. La acción -por llamarla de alguna manera- avanzaba a trancas y barrancas hasta un no desenlace de lo más frustrante. Creo que no habrá una cuarta temporada. Mejor así.