Dos miradas

TV y realidad

JOSEP MARIA FONALLERAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las últimas noticias sobre realitys. Me hablan de un grupo de sacerdotes de diferentes religiones que luchan por convertir a ateos. Gana quien convence a un mayor número. Y también parece que hay un programa en el que participan personas que necesitan un trasplante y que se pelean por ser los primeros en pasar por el quirófano. El problema de este tipo de cosas no es que pensemos que son barbaridades sino que no pensamos que sean imposibles. Damos por hecho que hay productores que han ideado algo así, que han llevado a cabo la empresa y que han encontrado participantes dispuestos a dejarse la piel. Y el alma. Y, por supuesto, espectadores que están atentos (o eso piensan) no a una ficción narrada sino a la narración en directo de las vidas auténticas de personas como ellos en situaciones extremas.

Todo empezó con este Gran hermano que cumple 15 años. Entrábamos en la más inaccesible intimidad sin prestar atención a que todo eso -a pesar de las sábanas, de las lágrimas, de los excesos- no era sino una dramatización con un guion más o menos nítido, más o menos adulterado. La televisión más real no era sino la más irreal de todas, hasta llegar a los límites más impensables, los que ahora se traspasan. Pensemos en ello, porque todos hemos entrado en este ojo que lo ve todo. Y todos hemos mirado a través de las múltiples cámaras. Para comprobar que somos realmente mejores que ellos. ¿O no es ese el secreto?