tú y yo somos tres

TV-3, 'l'estructura d'Estat'

FERRAN MONEGAL

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En el último Polònia (TV-3) nos han enseñado a un Artur Mas preocupado por saber qué tipo de corbata, qué textura, qué color, es la que debe ponerse para que quede bien en pantalla. Y el servicial Quico Homs le monta una nutrida parada, una asamblea de presidentes de consells, para que le asesoren de inmediato sobre qué corbata ha de colocarse. Están todos los consells representados. El de la Transparència, el de la Transició nacional, el de Garanties estatutàries, el de Cultura i arts, el de l'Audiovisual, hasta el Comarcal d'Osona. Pero en este nutrido tinglado no está la Corporació Catalana de Radio i Televisió representada. O sea que faltan Brauli Duart y Eugeni Sallent, que son precisamente los mandamases de TV-3 y los que más entienden de imagen y estética en pantalla. ¡Ah! Es una ausencia meditable. Sobre todo considerando que TV-3 se ha transformado -la han transformado- en la gran estructura d'Estat, la única que funciona con precisión impulsando el agit-prop soberanista por toda Catalunya, y cuyo dictamen sobre la corbata del president sería determinante. Quién sabe, quizá Brauli Duart -tras consultar con Francesc Homs- ha ordenado no salir representado en Polònia por el cacao que hay ahora mismo en TV-3. Ese cacao del 5% de salario recortado que los trabajadores de Catalunya Ràdio han ganado en el Tribunal Supremo de España -y los de TV-3 a renglón seguido- y que hay que restituir de inmediato, incluidos atrasos. Y sigue el cacao porque la respuesta del tridente Homs-Duart-Sallent ha sido trasladar el marrón a toda la industria audiovisual catalana que nutría a TV-3, suspendiendo nuevos contratos y aplazando sine díe el pago de los pendientes de cobro. Es decir, que si esto se prolonga, el fenomenal vehículo se va a quedar parado. ¡Ah! La maniobra tiene aristas afiladas. Supongo que a los trabajadores de la Corporació no se les escapa el mensaje que se desea instalar: no funcionamos por culpa de la intransigencia de nuestros asalariados. Y cuidado: quizá llegará en breve algún iluminado que decidirá que para impulsar el soberanismo, y tapar la corrupció nostrada, con unos des-informativos bien amaestrados, ya basta.

Visto el cacao y el descrédito de TV-3 aquí lo sorprendente es que 8TV no inicie un sorpasso, construyendo una parrilla de verdad -una parrilla no se basa en solo dos programas- y ofreciendo a Catalunya, y a los anunciantes, una alternativa como cadena privada catalana.