En el túnel del tiempo

Theresa May tiene un problema porque no le van a perdonar que en la carta que activaba el 'brexit' no apareciera Gibraltar

Theresa May..

Theresa May.. / periodico

ROSA MASSAGUÉ

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Dos figuras del pasado, un exministro de Margaret Thatcher, Norman Tebbit, y un breve exlíder del Partido Conservador, Michael Howard, han reaparecido como si la moviola hubiera retrocedido varias décadas. Su verborrea belicosa parece cosa de otros tiempos. Sin embargo, está en total sintonía con la misma línea de pensamiento que llevó a un voto mayoritario a favor del 'brexit'. Sirvan un par de ejemplos de dichos políticos cuando estaban en activo.

Como líder 'tory' Howard (hijo de un rumano que emigró al Reino Unido en 1939) centró la campaña electoral del 2005 en el rechazo a la inmigración. Los conservadores no consiguieron desbancar entonces a los laboristas, pero su tema estrella caló en el electorado hasta ser la cuestión fundamental sobre la que se dirimió el 'brexit'. Tebbit fue furibundamente contrario al Tratado de Maastricht hasta poner en ridículo con gran deslealtad al primer ministro conservador John Mayor en la conferencia del partido en 1992.

Recurrir ahora a las Malvinas y establecer una comparación con Gibraltar es un ejercicio de mala fe. Aquella guerra (que, como todas, podía haberse evitado) estalló cuando una dictadura militar como la que presidía el general Leopoldo Galtieri, necesitada de desviar la atención del desastre económico y social en el que los uniformados habían sumido a Argentina, ocupó aquellas islas contraviniendo el Derecho internacional y el de autodeterminación de los isleños que querían y siguen queriendo ser ciudadanos británicos.

Si en algo se parecen ambos litigios, además del dominio del Reino Unido y la incongruencia territorial, es en esta voluntad de sus habitantes de ser británicos, un argumento que ofrece a Londres el escudo perfecto para no ceder en ninguno de los dos casos. Los gibraltareños votaron mayoritariamente (99%) en el 2002 contra la idea de una soberanía compartida con España. Pero el brexit ha modificado el escenario. El referéndum sobre la salida británica tuvo en el peñón el mayor voto en el Reino Unido de permanencia en la UE, el 96%.   

RANCIO PATRIOTERISMO 

Ahora, aquella prensa de Londres que nunca en la vida escribió una palabra amable sobre Europa, que hizo del patrioterismo más rancio su ideario, que forjó un estado de opinión según el cual nada bueno puede llegar del continente, está exultante con el jingoísmo desatado por Howard y Tebbit. Theresa May tiene un problema porque no le van a perdonar que en la carta que activaba el 'brexit' no apareciera Gibraltar. La moviola no ha retrocedido. En el Reino Unido el presente es el pasado.