LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE EEUU

Trump y la inseguridad

Nos hemos equivocado sobre la solidez de las democracias y tendemos a considerar que la libertad y la equidad son una conquista definitiva y no un bien precario

Donald Trump, tras conocer su éxito en la carrera electoral       a la Casa Blanca.

Donald Trump, tras conocer su éxito en la carrera electoral a la Casa Blanca.

XAVIER BRU DE SALA

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Todos los seres vivos con capacidad de desplazarse siguen dos pulsiones básicas, procurar lo que les conviene -alimento, reproducción, bienestar-, y la contraria, que consiste en esquivar el riesgo permanente de ir a parar al estómago de otro ser vivo. Avanzar o retroceder, atacar o huir, arriesgarse o esconderse en el caché. La esperanza y el miedo son los dos componentes básicos del comportamiento de los seres animados. Con la excepción de los que están en lo alto de la cadena trófica, elefantes, tigres, tiburones o ballenas. De similar manera, los humanos nos dividimos entre la gran mayoría que vive constreñida entre el miedo y la esperanza y los de arriba, sean o no sean predadores, que por el hecho de estar ven incrementada la seguridad y en consecuencia disminuida incertidumbre, que es la madre del miedo.

Ramon Llull abre su famoso 'Llibre de les bèsties' con una fábula que lo ilustra muy bien, sobre todo si la leemos a la luz de la victoria de Donald Trump, a quien podemos imaginar fácilmente con melena de macho de gran felino. Resulta que las bestias deben elegir rey y el toro, para evitar que el león ocupe la plaza, propone escoger el caballo, "porque es una gran bestia, humilde y no come carne". Pero el zorro, siempre dispuesto a traicionar al pueblo al servicio del más fuerte, ofrece la corona al león, que le basta rugir para ponérsela la mientras todo el bosque tiembla de miedo. El toro y el caballo huyen porque temen ser devorados de pronto, pero son esclavizados por los hombres. ¿Quieren más escepticismo?

EL EQUILIBRIO DEL MIEDO

Nos extrañamos del retroceso actual en términos de confianza en el futuro y justicia social porque nos hemos equivocado sobre la solidez de las democracias y tendemos a considerar que la libertad y la equidad son una conquista definitiva y no un bien precario. En Estados Unidos, en Inglaterra, en países tenidos por modélicos como Holanda, ha bastado que ruja el león para que el pueblo, movido por el mecanismo perverso de la inseguridad, vote mayoritariamente contra sus propios intereses. Es probable que esto mismo ocurra en Francia.

El equilibrio del miedo, que es uno de los dos grandes condicionantes de las actitudes humanas, es extraordinariamente difícil. Bajo la amenaza comunista, tenían mucho más miedo los depredadores del capitalismo que los desamparados, y de aquí el Estado del bienestar. Dejaron de tener cuando cayó el muro, y ya vemos cómo el miedo desciende desde las alturas del poder a las masas. Esto costará mucho revertir. El mundo será más desigual, la riqueza y el bienestar estarán peor repartidos, hasta que construyamos una plataforma social capaz de llevarse la mayor parte del miedo hasta los áticos donde rugen y se animan los leones.