La clave

Trump con coleta

El populismo impregna todos los debates y no hay fuerza política que esté al margen

Donald Trump y Nigel Farage, juntos en la torre Trump

Donald Trump y Nigel Farage, juntos en la torre Trump / periodico

JUANCHO DUMALL

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El análisis político se hace a veces en España con trazos de brocha gorda, de manera que nos enredamos en debates tan efectistas como estériles. El último caso es el de la comparación de Donald Trump con Podemos. Así lo expresó Albert Rivera (Ciudadanos), tras el triunfo en EEUU del candidato republicano: «Hoy estarán contentos en Podemos, porque todos los populismos, sean de extrema izquierda o de extrema derecha, al final defienden lo mismo». No se quedaba atrás Susana Díaz (PSOE): «Trump y Podemos beben de la misma fuente». Y Esperanza Aguirre (PP) introducía un matiz: «Trump es popular y populachero. Podemos es populista».

La comparación entre el magnate norteamericano de ideología ultra y Pablo Iglesias, un típico representante de las nuevas izquierdas europeas, resulta bastante estrafalaria. Se apunta, sin embargo, una coincidencia: tanto el ganador en EEUU como Podemos ofrecen soluciones fáciles a problemas complejos. Pero habría que matizar mucho. En primer lugar, porque soluciones sencillas aportan tanto partidos de reciente creación como los tradicionales. ¿No es populismo decir, como dice el Gobierno del PP, que el problema de la financiación de las pensiones se arregla simplemente con el crecimiento económico? ¿No es populismo decir, como ha hecho algún portavoz de la causa soberanista, que una Catalunya independiente hubiera esquivado la crisis? ¿No es populismo recurrir sistemáticamente a la frase «que los ricos paguen más» para dar a entender que aquí hay margen para todo tipo de prestaciones? Son tres ejemplos que afectan a partidos del 'establishment' y no a vociferantes políticos del estilo de Jesús Gil, quintaesencia del populismo zafio.

FRASES REDONDAS

Conclusión: el populismo impregna todos los debates y no hay fuerza política que esté al margen. El debate estaría en cómo detectar los ramalazos de populismo frente a las propuestas serias. Por desgracia, el creciente uso de frases redondas («Sí, se puede», «Hacer a América grande otra vez», etcétera) y la conversación fragmentada que se da en las redes sociales no invitan al optimismo.