Dos miradas

Tropa contra arte

La exposición 'Foc de llar' estaba formada por esos carritos que debían iluminarse simbolizando el calor del hogar. Solo duró un día

Carritos llenos de piedras en el Fossar de les Moreres.

Carritos llenos de piedras en el Fossar de les Moreres.

EMMA RIVEROLA

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El Ayuntamiento de Barcelona cedió a los estudiantes de Bellas Artes de la UB la plaza –una plaza… ese espacio público donde los ciudadanos pasean, se comen el bocata y los niños corren– del Fossar de les Moreres para una instalación artística. La obra, 'Foc de llar', era un homenaje a las personas sin techo, a los hombres y mujeres que arrastran un carrito de supermercado con lo poco o la nada que les queda. La instalación estaba formada por esos carritos que la noche del viernes y del sábado debían iluminarse simbolizando el calor del hogar. Solo duró un día. El sábado, la tropa de los guardianes de las esencias sufrió un ataque colectivo de hipertensión y sacaron lo mejor de sí mismos para acabar con la profanación.

La obra creaba una bella unión: los caídos en una guerra con los caídos del sistema. Pero nuestros soldados de la patria se han arrogado la propiedad de los símbolos y no pierden la ocasión de crucificar todo lo que huela a sacrilegio nacionalista. Pero una cosa es el respeto a los símbolos y otra la histeria pacata y majadera, la cortedad de miras. Es evidente que, para ese puñado de exaltados, 'Foc de llar' fue solo una excusa para señalar a los adversarios políticos y acusarlos de malos patriotas. Demasiado histrionismo ridículo. Demasiada paranoia absurda. Qué triste. Y qué pena por Barcelona, si la ciudad no es capaz de defender su espíritu de provocación frente al alma pusilánime y beata de una 'tieta'.