Pequeño observatorio

La triste locura de la vanidad

Hay defectos de los que se puede sacar partido, pero la vanidad es inútil y muy visible como bien ha recordado el 'Chapo' Guzmán

JOSEP MARIA ESPINÀS

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La historia de los traficantes, especialmente de droga, es una rama muy particular de la historia política, económica y social de América. En el pasado ha habido figuras muy destacadas en este mundo de delincuencia, en el que se mezclan la sangre y el dinero. Quizá debería corregirme, porque hay asesinos que cobran poco y unos altos jefes de las organizaciones mafiosas que, aunque tal vez lleven pistola, no han matado a nadie. Son lo suficientemente inteligentes para que el trabajo sucio la hagan los empleados.

Ahora se ha hablado mucho del 'Chapo' Guzmán, jefe supremo del cártel de Sinaloa. Y si lo han detenido no es por la fuerza de la policía sino por la debilidad de la vanidad. Guzmán se había escapado dos veces de una prisión considerada segurísima, y ahora lo había vuelto a conseguir. ¿Cómo? Cuesta creer, pero es así. Hizo  un agujero en la ducha de su celda, que, curiosamente, daba a un túnel de 1.500 metros.... ¡un kilómetro y medio! Pero es más fácil de creer que en aquella prisión había una red de complicidades, y fuera un ejército de fieles subordinados.

Y si lo han acabado deteniendo es porque quería que se rodara una película con él como protagonista. Creo que es casi un proverbio decir que la ambición hace perder la cabeza. Yo pienso que la derrota tiene como causa la vanidad. No hace falta ser un gran delincuente para ser famoso, más bien se supone que no conviene. Pero tampoco es aconsejable ser una persona perfectamente honrada y caer en la vanidad. Tampoco se escapan los más sabios. «Salamanca está llena de mí», escribió en una carta Unamuno, que era catedrático y pensador.

Hay defectos de los que puede sacar partido, pero la vanidad, en nuestras vidas vulgares, es uno de los defectos más inútiles. Y, además, uno de los más visibles. En un escritor, en un jugador de cartas que se atribuye el absurdo mérito de tener un as, en quien se enorgullece de su éxito con las mujeres... El narco Guzmán quería ser el protagonista de una película. La locura de la vanidad.