Geometría variable

Trias y la huella de Hereu

JOAN TAPIA

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El alcalde Xavier Trias lleva dos años sin mayoría que le apoye, lo que se nota en las indecisiones y vaivenes de la política municipal. Ahora ha llegado al máximo de no poder aprobar los presupuestos del 2014 y tener que recurrir -algo que no había pasado nunca- a la moción de confianza (si en 30 días no hay mayoría alternativa las cuentas quedan aprobadas). Trias repite así el error del socialista Jordi Hereu, que en el anterior mandato también gobernó sin mayoría (ERC le negó el apoyo) y estuvo cuatro años a la intemperie. Inseguro, al final cayó en la trampa del referendo de la Diagonal y acabó mordiendo el polvo y perdiendo el poder emblemático del PSC, el Ayuntamiento de Barcelona, el de Narcís SerraPasqual Maragall y Joan Clos que proyectó la ciudad al mundo con los Juegos del 92. Cierto que Hereu -al contrario que Trias- siempre logró aprobar los presupuestos pero el error era el mismo.

¿Por qué? Lo lógico, si los electores no te dan mayoría, es formar una coalición de gobierno y así pasó siempre en Barcelona con los tripartitos de izquierdas. En el 2007 ERC no quiso repetir tripartito y Hereu optó por gobernar en minoría. Por dos causas principales. Una, la prevención a gobernar con CiU, el gran contrincante. Creía que pactando con el centro-derecha debilitaba su discurso político. Dos, una coalición PSC-CiU en Barcelona podía complicar la vida al president José Montilla. Ahora sucede algo similar. Trias se mueve como pez en el agua en encuentros puntuales con el PP pero tiene escrúpulos al matrimonio. Y tampoco le gusta el PSC. Le enerva el pacto formal con PP o PSC (los dos únicos viables porque con Jordi Portabella no suma) ya que podría perjudicar el discurso de Mas de la entente con ERC y la envolvente soberanista sobre ICV y la CUP. La regla de no contrariar al jefe, Montilla o Mas, es la misma.

Es un error. Primero, porque Barcelona merece un gobierno fuerte y autónomo, no supeditado a otros intereses ni a miopes actitudes ideológicas. Segundo, porque la creencia socialista de que gobernar -sino se obtiene mayoría- con el centro-derecha es traicionar a la izquierda es algo antidiluviana (en Alemania lo van a hacer por tercera vez). Y dañina porque lleva al mensaje simplificador (por lo tanto falso) de que de una parte están los buenos (la izquierda) y de otra los malos  (los intereses). Lo mismo pasa ahora, Trias (nacionalista light e independentista sobrevenido) legitima el mensaje maniqueo de que de un lado están los buenos (los soberanistas) y del otro los malos, infieles a Catalunya.

Abonar una política que lleva a la división de los catalanes en dos frentes y a que Barcelona quede supeditada al Gobierno catalán (sea de izquierdas o nacionalista) es una equivocación que no enriquece el debate político y perjudica a la ciudad. Ahí estamos.

ROCA Y LA CONSTITUCIÓN

El «blanco o negro» arruina a los países

Interesante entrevista de Miquel Roca sobre la Constitución (El País). Destila seny. Elijo una frase: «El progreso está en la declinación de las tonalidades intermedias. El blanco o negro arruina a los países». Afirma que el Tribunal Constitucional rompió el espíritu constitucional de la transición, lo que ha incomodado a Catalunya. Cree que el problema es de falta de voluntad política de pacto. La reforma de la Constitución, para lo que no ve hoy un consenso amplio, debería venir después. La cautela se extrema con el atronador silencio total sobre el derecho a decidir que impulsa su partido.

Dice no querer hablar de la actualidad pero quizás no desee adentrarse en un jardín que no le enamora. No quiere achicarle el agua pero ya ha dicho que no cree en lo de «blanco o negro».