DOS MIRADAS

Tres fotos

La mano en la nuca de Rato, ¿mostraba la fría dureza del sistema o se convertía en una cortina de humo necesaria?

josep maria Fonalleras

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No sé qué manía  les ha cogido con eso de 'Juego de Tronos'. Todo el mundo habla de ello no como de una ficción en torno a disputas condales y bélicas escaramuzas, sino como de una metáfora de la situación política española. Esto es lo que dijo Pablo Iglesias al Rey cuando le hizo entrega del pack de la serie. La instantánea de complicidad con la casta más casta parecía, según y como, una broma particular o una inocente travesura entre compañeros de instituto. La risa ostentosa del ministro de Exteriores es tranquilizadora: no hay que temer por estos porque, al final, juegan a un juego similar al nuestro. Nos entenderemos.

No había posibilidad de entendimiento, sin embargo, entre Draghi y la chica que subió de golpe a lo alto de la mesa y le lanzó papelitos de fiesta mayor, confeti contra las políticas neoliberales. El espanto de Draghi también tiene un aire infantil, el miedo ante lo desconocido, ante la regañina repentina del profesor o de los padres, la defensa instintiva con una cara que me hace pensar en el rostro impávido de Buster Keaton. La combinación de la frialdad de las facciones y de la reacción atemorizada ante el empuje atlético de la activista también tiene un aire indiscutiblemente escolar. La última foto de estos días es la de la nuca de Rato en manos del agente que le introduce en el coche. Todavía no la he sabido descifrar. ¿Era necesario? ¿Mostraba la fría dureza del sistema o se convertía en una cortina de humo necesaria?