Dos miradas

El tren

Las exigencias de Dante Fachin sobre el voto tienen el inconfundible aroma de la lucha por un poder que aún no han alcanzado

Albano Dante Fachin, secretario general de Podem Catalunya.

Albano Dante Fachin, secretario general de Podem Catalunya.

EMMA RIVEROLA

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La hoja de ruta, la de verdad, podría ser esta: el Govern sigue avanzando hasta que topa, definitivamente, con la legalidad española. El referéndum no puede celebrarse con garantías y, aunque vamos lanzados, tampoco queremos hacernos daño. Así que aparece una nueva estación: la convocatoria de elecciones. De nuevo, el voto de tu vida. Mientras, por los altavoces del tren suenan informaciones feas. Los únicos que miran tranquilos el horizonte son los de ERC, seguros de que les pertenece. Junto a ellos, un PDECat con una mochila que huele fatal y una CUP que sabe que recogerán un voto más consciente, pero más escaso. Al frente, la derecha unionista, PP y Ciudadanos, sin recorrido para cambiar el rumbo. Y la izquierda no nacionalista.

El PSC con sus equilibrios. El último pacto con el PSOE puede que sea la rendición definitiva o la alianza de dos débiles que quieren volver a ser fuertes. Y la incógnita del nuevo partido de los Comunes. Una alternativa con voluntad de ser hegemónica. Una mirada de izquierdas sin complejos, que busca atajar todas las servidumbres, todas, sin cantos de sirena ni viajes mágicos. Pero antes de su bautizo, Dante Fachin ha decidido encarnar esa inveterada pulsión de la izquierda por laminar sus posibilidades. Amenaza con dejar fuera de la confluencia a los morados. Sus exigencias sobre el voto tienen el inconfundible aroma de la lucha por un poder que aún no han alcanzado. Y el tren sigue rodando.