Análisis

Tras el 'no' de la CUP

El veto a Mas supone hundir al candidato preferido por los catalanes, quienes otorgaron a Junts pel Sí una muy clara mayoría en septiembre

MARÇAL SINTES

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Escribo estas notas justo después de conocerse la decisión de la CUP, intentando poner sobre la mesa algunos elementos de análisis sobre el no Artur Mas y sus consecuencias.

-El veto a Mas supone hundir al candidato preferido por los catalanes, quienes otorgaron a Junts pel Sí una muy clara mayoría en septiembre. Diez diputados torcerán la voluntad de casi el 40% de electores.

-JxSí podría presentar a contrarreloj -el plazo se agota- una alternativa (¿Rull, Munté, Junqueras, Romeva?). Hoy no parece, sin embargo, que vaya a ocurrir. Lo probable es que en marzo haya elecciones.

-Muchos miembros de la CUP lo eran porque creían estar luchando por la libertad de Catalunya. Lo mismo vale para muchos, muchísimos, de sus votantes. Por consiguiente, la decisión de ayer no será inocua para la CUP. Pagará un alto precio interna y externamente. Espero que se presente a las elecciones para que los catalanes puedan juzgarla.

-Es una lástima que la parte de la CUP favorable al acuerdo haya sido derrotada. Cabe agradecerles su esfuerzo, especialmente a los que ocupan puestos de responsabilidad.

-Los tres meses de negociaciones aparecen hoy como una colosal tomadura de pelo que han desgastado la figura de Mas, a la Generalitat y a la CUP y Convergència. Además, y es lo peor, han causado un gran perjuicio al soberanismo y el independentismo en su conjunto.

-Sin duda, el no a Mas es un éxito para el españolismo y el llamado unionismo en conjunto. Paradójicamente, resta argumentos a los que avalan el pacto PP-PSOE en España.

-JxSí, y en especial los convergentes, han cometido equivocaciones graves durante las eternas negociaciones. No sabían qué era la CUP. Han pecado, además, de 'wishful thinking', es decir, de atender más a los deseos que al análisis de la realidad. El peor patinazo fue, lo escribí en su día, la declaración sobre la ruptura con España aprobada por el Parlament, que ha reforzado la posición del Estado.

-No creo que JxSí concurra de nuevo como tal a las elecciones. Si son en marzo, apostaría a que ERC y lo que se llamó en septiembre Catalunya Sí que es Pot mejorarán notablemente sus resultados. Existe aquí un elemento muy relevante por dilucidar: si esta vez -en septiembre no lo hizo- Ada Colau y su gente se sumarán a Podemos y ICV-EUiA. A priori, marzo parece demasiado pronto para que Colau intente el asalto a la Generalitat como presidenciable.

-CDC tendrá que decidir si su candidato ha de ser Mas. Hay argumentos a favor y en contra. Lo más relevante es si él lo desea. Aparte de eso, sigue siendo un activo valioso para Catalunya y su partido. Debería pilotar al menos la primera fase de la refundación, esto es: el difícil desmontaje de la actual Convergència.