Un 'no' tranquilo

Un periodista especializado en artes escénicas, Dani Chicano, director de la revista digital Proscenium, escribe en una nota: «En este país pasamos de diades históricas a diades histriónicas con una facilidad que da miedo». Debe de ser eso. Es un buen resumen de la colosal decepción que experimenta hoy el votante independentista que todavía confiaba en un milagro de última hora. La opinión pública se divide entre aquellos que braman contra la CUP por un delito de lesa patria, los que se sienten ultrajados por la radicalidad y la firmeza que pone en peligro la pervivencia de la legislatura, los que piensan que todo se acabará arreglando un día de estos y los que asisten al desarrollo de la sesión de investidura con unas grandes dosis de escepticismo, mientras la vida sigue su curso, inclemente, persistente, ajena a las trifulcas políticas.

Estamos viviendo momentos históricos que tienen, ciertamente, un punto de histrionismo. El «no tranquilo» de Antonio Baños no es un «no, tranquilo» (con una coma que calmaría al candidato Artur Mas) sino una espléndida imagen del talante de la CUP, más ligada a la parsimonia que a la celeridad que exige el entorno del president. La tranquilidad es antónima de la desesperación que se ha hecho evidente estos días. Lo que no sé descubrir es si se trata de un ardid escénico, de una peculiar forma de ser o de una estratagema que incorpora el control del tempo con una seguridad despiadada.