Dos miradas

La trampa

Puede ser el momento de la izquierda. Con sus diferentes sensibilidades y múltiples posiciones sobre el encaje entre Catalunya y España, pero alejada de las trampas del 'procés'

Concentración independentista en apoyo de Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau ante el TSJC, el pasado 6 de febrero.

Concentración independentista en apoyo de Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau ante el TSJC, el pasado 6 de febrero.

EMMA RIVEROLA

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Frente a la urgencia de los líderes independentistas, frente al inmovilismo del PP, está la necesidad de repensar una Catalunya que interpele y defienda los intereses de todos y sea capaz de tejer complicidades con quienes comprendan y defiendan esa definición al sur del Ebro. El choque de trenes ya parece imparable. Es difícil hacer previsiones, pero con un Estado en contra y sin el soporte incondicional de la mitad de la población, el escenario no es halagüeño para el Govern independentista. Habrá un 'día después' y, también, nuevas oportunidades.

Entonces, puede ser el momento de la izquierda. De toda la izquierda. Con sus diferentes sensibilidades y sus múltiples posiciones sobre el encaje entre Catalunya y España (un reflejo de la sociedad), pero alejada de las trampas del 'procés'. Bajo una ola de emoción se ha sometido la reflexión, se han aplaudido conversiones repentinas que crecían al mismo ritmo que los recortes y la corrupción, se ha hablado en nombre del pueblo, pero no se ha gobernado a su favor y se ha manoseado tanto la palabra 'democracia' que se nos ha deshilachado entre las manos. Puede ser el momento de la izquierda… siempre que sea capaz de crear un idioma de entendimiento, que sepa construir a partir del bien común y que se erija en el reflejo de una Catalunya de múltiples caras que aún pueden encontrar objetivos compartidos a los que mirar. Sin generosidad ni valentía, seguiremos apresados en la trampa.