La tragedia

El tratamiento televisivo de un accidente con dimensiones de tragedia -como es el caso del tren de Galicia- tiene una mecánica informativa sensiblemente distinta de los procedimientos que se emplean para otro tipo de sucesos. La rapidez es un factor primordial. Parece que hay consenso en señalar la lentitud de TVE-1 en servir la noticia. O sea, otro lamparón en esa decepcionante trayectoria que últimamente la caracteriza. Existe no obstante otro aspecto -y ese no sería justo achacárselo a la televisión estatal, al menos no en exclusiva- que surge en los programas especiales que se montan alrededor de una tragedia de estas características. Una vez efectuada la información en términos más o menos estrictos, la trágica dimensión del accidente genera mesas televisivas de criaturas que opinan. Opinadores habituales de los programas que, en su rutinaria presencia en los platós, un día les toca hablar deBárcenas, otro deJulián AssangeyWikileaks, otro de las energías renovables, y que ese día fatídico les toca hablar de un dramático tren que es noticia. Lo hacen con buena intención, pero en la mayoría de ocasiones provocan bochorno ajeno. Al menos me lo provocan a mí. No son especialistas ferroviarios. La mayoría no tienen ni idea de cómo funciona un ferrocarril. Muchos de ellos no saben qué es un tren Alvia. No han subido en él en su vida. Y no obstante lanzan teorías sobre las causas del accidente, construyen conjeturas, imaginan, especulan... Y llenan horas de televisión con las suposiciones más peregrinas. Es curioso, cuando algún programa, algúnespecialtelevisivo, decide pedir la opinión de un experto de verdad, de un especialista, de un profesional conocedor del tema, sus palabras contrastan enormemente con la de los opinadores rutinarios que se atreven a impulsar cábalas y figuraciones sobre la marcha con escasísimo rigor.

Ayer, por ejemplo, tantoMónica Carrillo(Informativos A-3 TV, al mediodía) comoMarta Solano(España Directo, TVE-1, por la tarde) coincidieron en pedir la opinión deFrancisco Cárdenas, un experto de profesión maquinista. Entrevistado en dúplex, las palabras, prudentes, de este profesional de los ferrocarriles, lejos de dibujar atrevidas hipótesis, se limitaba al análisis a partir de los datos contrastados, fiables, que hasta ese momento se tenían. Agradezco este sosiego, este no sumar al impacto del tren el terrorífico impacto del tertuliano televisivo.