EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA
Trabajando para la competencia
Los especuladores se aprovechan de las mejoras que el ayuntamiento ejecuta en Barcelona, mientras los vecinos acaban marchándose
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Por qué confiar en El Periódico Un ayuntamiento arregla un barrio degradado, esponja una manzana para dejar entrar el sol, realoja a los inquilinos. Se crea una bella plaza ajardinada, se dignifican las viviendas colindantes y surge la vida en los bajos comerciales. Mientras tanto, algunos especuladores lo han ido comprando todo a bajo precioespeculadores. Ahora que la zona está adecentada, podrán revenderlo a precios más altos a gente más pudiente o extranjeros.
Un ayuntamiento construye un equipamiento, un mercado, un polideportivo, que va a dar nueva vida a la zona. Los vecinos se alegran por fin. Pero a resultas de la mejora, el barrio se encarece, atrae a gente con mayor poder adquisitivo que va desplazando a los oriundos. Algunos acaban marchando, buscando otras zonas más asequibles.
Esta es una paradoja perversa del urbanismo: mejoras un barrio para los vecinos y acabas empeorándoselo.
La inversión pública, con los impuestos de todos, acaba sirviendo para crear las condiciones idóneas para que quien tenga acumulado mayor capital acabe llevándose las plusvalías. Quien está obligado a usar su dinero para vivir día a día sale perjudicado. Porque para el sistema las casas no son para vivir, los locales no son para dar servicio, las plazas no son para pasear. Las casas son para vender, los locales son para vender. Y las plazas, paseos y equipamientos son para vender más caro las viviendas y locales adyacentes.
INACCIÓN POLÍTICA
Exagerando un poco, la labor del ayuntamiento recuerda la tragedia de Edipo, que acaba haciendo daño a quien no debería por querer precisamente evitarlo. ¿Será que el destino es irremediablemente dramático?
No. Son los políticos con su inacción de tantas décadas los responsables de causar tanta angustia a quien no encuentra piso o debe abandonar su barrio. No han sabido encontrar un sistema compensatorio que equilibre la promoción privada con la pública en beneficio de la mayoría. Ni siquiera han sido capaces de evitar la corrupción en sus contratos de obra pública.
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