Mensajes ultras

Torquemada en bus

En pleno siglo XXI, reducir la identidad de género a los órganos sexuales solo puede ser producto de la ignorancia o del fanatismo

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EMMA RIVEROLA

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¿Cómo debieron ser de niños los que en edad adulta se dedican a fastidiar la vida de los demás? ¿Compartían caramelos? ¿Eran buenos compañeros o ya andaban molestando a unos, despreciando a otros, diciendo quién puede jugar y tratando de cambiar las normas del juego a su conveniencia? Puestos a cuestionar, igual podríamos preguntarnos por el feliz momento de su alumbramiento. ¿Ya nacieron con ánimo de insultar a todos aquellos que eran incapaces de comprender? 

No hay respuestas para ninguna de esas preguntas. Básicamente por imposibles de contestar, por inútiles y por necias. Tan necio como ese autobús que la plataforma ultracatólica Hazte Oír pintó de naranja chillón, con las siluetas de un niño y una niña y un mensaje insultante: «Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si naces mujer, seguirás siéndolo».

En pleno siglo XXI, reducir la identidad de género a los órganos sexuales solo puede ser producto de la ignorancia o del fanatismo. Si encima se quiere aleccionar sobre el error dirigiendo el mensaje a los niños, despreciando el sufrimiento que algunos puedan padecer, descorazonándoles de cualquier posible solución futura, la infamia alcanza un nivel de crueldad insoportable. Por suerte, el tiempo de Torquemada ya pasó, aunque ahora trate de viajar en bus. 

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