La rueda

'Top manta' y ciudad

La venta ambulante no regularizada es algo tan viejo como las aglomeraciones urbanas

JOAN SUBIRATS

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Ya tenemos en marcha uno de los temas del verano. Se va repitiendo cada año en Barcelona. Y también persiste y sigue generando problemas en otras muchas partes de la costa catalana y en otros lugares del mundo. La venta ambulante, no autorizada y basada en productos que no han pasado los debidos controles es algo tan viejo como las mismas ciudades. De hecho, las ciudades empezaron precisamente por ser agregaciones de artesanos, productores y comerciantes que atraían clientes por esa concentración de actividad y negocio. A medida que se regulariza la cosa, van surgiendo en los aledaños los menos asentados, que buscan las oportunidades que ofrece esa densidad humana eludiendo los costes y garantías que implica la venta formal.

Eso es así no solo en México, Estambul o Managua, sino también en París, Vancouver o Durban. Lo que denominamos top manta está aquí en todas las ciudades costeras, gobernadas por partidos de todo el arco parlamentario. En Barcelona y su zona turístico-marítima tiene el escaparate más vistoso. Y es ahora cuando, anticipando lo que puede ser un tema estrella en periódicos estivales, los distintos actores toman posiciones. Pero la rotundidad y la inmediatez de los titulares casa mal con las complejidades y recovecos del tema.

No hay solución fácil. El mundo se nos complica, y las ciudades, más. El top manta es un tema estrella por su visibilidad en zonas centrales de la ciudad. Pero hay temas más invisibles pero no menos graves. Atribuir un nexo de causalidad entre grandes pérdidas de ingresos por parte de comerciantes y la presencia del top manta parece excesivo. Pero tampoco puede el consistorio parapetarse en que el tema es muy complejo, que lo es. Conviene actuar, buscar mejores escenarios, mirar lo que ocurre en otros sitios. Y proceder. La pura represión no solventa nada, pero tampoco lo hace dejar que las cosas fluyan.