El concierto del verano es, para muchos críticos, el que dieron Tony Bennet y lady Gaga en Cap Roig. Una mezcla con un resultado muy distinto al que auguraban los críticos. La suma no es exactamente la resultante de los componentes. La inquietante juventud de lady Gaga reformula la madurez de Bennet alejándola del patetismo. De igual manera, la experiencia de Bennet da solidez a la sensualidad desbocada que luce lady Gaga en sus tumultuosas actuaciones en solitario. No es, pues, una mera yuxtaposición sino una recreación en toda regla.

El anuncio de la candidatura Junts pel Sí en la que concurrirán Artur Mas y Oriol Junqueras a las elecciones catalanas ha provocado entre algunos analistas políticos un escepticismo similar al que suscitaron Bennet y Gaga entre los críticos musicales al anunciar su disco y su gira. Por ahora, la mayoría de las críticas se fijan en la personalidad de los componentes de la fórmula, no en el resultado de la suma. Rápidamente, los antiguos compañeros en ICV del cabeza de lista del invento, Raul Romeva, se han lanzado a su yugular al grito de traidor, una expresión reservada hasta ahora en este sainete al vocabulario de los independentistas más hiperventilados. Lo cierto es que Romeva es algo más que la suma de Mas y Junqueras. Todos señalan el rechazo que puede provocar su nombre entre los electores soberanistas de CDC con convicciones más liberales. Pero el objectivo de quienes le han fichado es otro target: el de los soberanistas de izquierdas que han dejado de confiar en el PSC o en la propia ICV. Los primeros no tienen una oferta alternativa a la que acudir. Los segundos pudiera ser que estuvieran huérfanos. 

Es pronto para determinar el impacto electoral del nuevo artefacto. En los primeros compases han pesado tanto el impacto de lo nuevo como las primeras notas desafinadas tanto de Mas como de Romeva. Veremos si acaban afinando. Lo que está claro es que analizar a Romeva como un simple "tapado" de Mas es no entender el lío en el que estamos. Lo social y lo nacional se van a entretejer en esta campaña electoral de resultados inciertos. Y al final gobernará quien sea capaz de aunarlos en una sola melodía que no desafine. En el próximo Parlament se van a reunir entorno a 90 diputados rupturistas. La disputa es en la proporción entre los dos vectores de ruptura. Sería mejor responder a esa realidad y no a las quimeras que se han ido desmintiendo.