Dos miradas

Tomar partido

Catalunya ha perdido poder. Múltiples poderes. ¿Y ahora pretenden que juremos ciega fidelidad a qué?

La diputada de Junts pel Sí Marta Rovira, este jueves en el Parlament.

La diputada de Junts pel Sí Marta Rovira, este jueves en el Parlament. / periodico

EMMA RIVEROLA

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Vivir es tomar partido. Eso dicen. Así nos quieren. Blanco o negro. El Bien o el Mal. ¿Hasta cuándo vamos a seguir con esta indigencia intelectual? PP o independencia, ¿de veras quieren hacernos creer que no hay más alternativas? «Estás con la revolución o con el Estado opresor», conmina Marta Rovira. Pero ¿de qué revolución hablamos? ¿De proclamar la república sin ningún plan, sin ninguna estructura creada, sin ninguna posibilidad de ser real, jugando con todas las trampas posibles y sin, ni siquiera, tener arrestos para arriar la bandera española de la Generalitat?

Pues sí, vivir es tomar partido. Y también se puede optar por no dejarse arrastrar por las olas de ninguno de los dos mares. Ni el mar de la irresponsabilidad y la malevolencia del PP, ni el de un procés que lo ha pervertido todo. Desde el uso de las palabras, como democracia o libertad, pasando por la convivencia, con este delirante conmigo o contra mí, hasta los propios ideales políticos. Conseguir la independencia es muy difícil. Pero el camino seguro que no es este. Catalunya solo ha perdido poder. Múltiples poderes. ¿Y ahora pretenden que juremos ciega fidelidad a qué? ¿Qué van a prometer? ¿Por qué creer que pueden hacer algo bien cuando todo lo han hecho mal?

Nadie debería estar en la cárcel. Cada día que pasan en prisión deja en evidencia la vergüenza de uno de los mares. Pero no legitima al otro. Hay más aguas e, incluso, algunos metros de tierra firme.