Los jueves, economía

¿Tipos de interés negativos? Pues sí

Hay múltiples razones para la escasa rentabilidad. Ante la gran incertidumbre, prima la seguridad

ANTONIO ARGANDOÑA

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Dicen que, según las leyes de la aerodinámica, el abejorro no puede volar… pero vuela. No puedo dar fe de eso, porque no sé aerodinámica ni he tenido la oportunidad de hablar con un abejorro. Pero en la economía tenemos ejemplos parecidos, como el de los tipos de interés negativos. ¿Me prestas 100 euros y te los devolveré dentro de un año? ¡Ah!, pero solo te devolveré 98 euros; o sea, no solo no te pagaré un interés por tu dinero, sino que tú me pagarás por el privilegio de prestarme. ¿Tiene esto sentido? No, claro, me dirá el lector.

Pues sí, lo tiene. y sobre todo, está ahí: en las últimas semanas hemos visto emisiones de deuda pública a tipos de interés prácticamente cero y aun negativos, y sospecho que seguiremos viéndolos durante bastante tiempo. He aquí algunas razones para que ese fenómeno tenga sentido.

Primero, la expectativa de deflación, de caída de precios. En el ejemplo anterior, si espero que los precios caigan un 3% en los próximos 12 meses, los 98 euros que me dará el deudor tendrán un poder adquisitivo similar a 101 euros hoy. O sea, la rentabilidad real que espero obtener será de un 1%. Y el riesgo de deflación es muy real en países como Japón o los de la zona euro; en España, sin ir más lejos, llevamos varios meses de caída de precios. O sea que comprar deuda pública alemana a un tipo de interés negativo en épocas de deflación equivale a recibir un rendimiento real positivo.

Consideremos también la alternativa: ¿por qué no compramos deuda griega, una de cuyas últimas emisiones rendía el 2,7%? Es mejor negocio que la alemana, ¿no? Sí, pero ¿y el riesgo de que el Gobierno no pueda devolver esa deuda, riesgo que es mucho mayor en Grecia que en Alemania? Comprar deuda segura, como la alemana, equivale a contratar un seguro de cobro, y los tipos de interés negativos son la prima de ese seguro.

Hay otras razones para que los tipos de interés sean negativos, en un entorno de incertidumbre elevada, donde la seguridad es importante y, tratándose de deuda pública, esa seguridad la ofrecen unos cuantos países, como Alemania, Dinamarca, Suiza y Estados Unidos. El lector me dirá que Estados Unidos no es un modelo de seguridad: pero no olvidemos que si lo de Ucrania y Rusia acaba en una guerra en toda regla, el dinero del lector estará más seguro en Nueva York que en Zúrich o Berlín.

Y la demanda de seguridad ha aumentado mucho en las últimas décadas. Primero, por las regulaciones financieras. Las compañías de seguros, por ejemplo, deben tener un porcentaje importante de sus carteras en activos sin riesgo, y ese porcentaje será mayor a partir del próximo enero. Los bancos europeos necesitan tener cantidades importantes en bonos sin riesgo, para usarlos como garantía cuando piden prestado al Banco Central Europeo. Y en los últimos años hemos visto crecer el volumen de los fondos soberanos, propiedad de los gobiernos de países como China o los productores de petróleo, y esos fondos priman la seguridad sobre el rendimiento, porque lo importante para el país no es ganar mucho dinero en el corto plazo, sino conservar su riqueza por encima de los avatares de la bolsa. Por ejemplo, las ingentes reservas acumuladas por China (más de cuatro billones de dólares: esto es, millones de millones: 12 ceros), las tiene colocadas sobre todo en deuda pública segura, en su mayoría norteamericana.

Hay, finalmente, otra razón para que los tipos de interés de la deuda pública sin riesgo sean muy bajos y aun negativos: la actuación de los bancos centrales. El de la zona euro, por ejemplo, ha empezado a comprar grandes cantidades de deuda cada mes, y ha anunciado que lo seguirá haciendo durante mucho tiempo, para mantener los tipos de interés muy bajos y aun negativos. Al comprar deuda pública, su rendimiento baja, de modo que los inversores, si buscan una rentabilidad mayor, tienen que comprar otros activos, seguramente bonos privados, lo que proporciona financiación más abundante a las empresas, como medio para aumentar la demanda y el empleo y salir de la recesión.

Bueno, dirá el lector, pero ¿por qué me ha de interesar que los tipos de interés sean positivos o negativos? Pues porque esto influirá en el rendimiento de sus depósitos, de su fondo de pensiones o de sus inversiones financieras, en la disponibilidad de crédito y en los tipos de interés que el banco le cobrará por él, en la recuperación de la demanda y en la creación de empleo… Además de una curiosidad como la del abejorro, los tipos de interés negativos van a influir en nuestra vida, si son duraderos. Y ya he dicho que me parece que lo serán durante bastante tiempo.