Thomas, Minc y lo que parece un inevitable choque frontal en Catalunya

"España debería ser una monarquía federal alrededor de cuatro o cinco grandes entidades miembros"

Alain Minc, la semana pasada, en la oficina central de La Caixa.

Alain Minc, la semana pasada, en la oficina central de La Caixa.

JOSEP MARIA QUINTANA

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Francia tiene una larga tradición de ensayistas desde Montaigne hasta ahora. Pensadores que no viven apartados del mundo sino que se encuentran plenamente inmersos en el bullicio de los días y las horas. Gente que trabaja, que piensa, que asesora, que hace negocios, que escribe libros... supongo que porque es un país de larga tradición cultural.

Uno de los personajes que quedan definidos en el párrafo anterior es Alain Minc (París, 1949), ingeniero de minas, diplomado en el Instituto de Estudios Políticos de París y, después, en la Escuela Nacional de Administración , que trabajó en la Inspección General de Finanzas, pero pronto entró en el sector privado. Ha sido durante muchos años presidente de la Sociedad de Lectores del diario 'Le Monde' y mantiene relaciones con empresas, algunas españolas, ya que es miembro de los consejos de administración de Prisa y CaixaBanc, y otras francesas como Yves Saint-Laurent o Sanef , una sociedad que gestiona autopistas francesas, de la que es presidente.

Autor de una cuarentena de libros, Minc no deja a nadie indiferente cuando habla y no lo debía dejar al periodista de 'Ara Tu' cuando le entrevistó el pasado 14 de julio en el dominical. Alain Minc observa el proceso soberanista de Catalunya con atención y no duda a la hora de mostrarse crítico. Como también se ha mostrado otro intelectual extranjero, el historiador británico Hugh Thomas, en la revista 'XL Semanal' del pasado 13 de octubre. Ambos, por tanto, creen profundamente equivocado el proceso que hoy lidera Artur Mas y tiene detrás el apoyo de CiU, ERC y, probablemente, una gran mayoría de catalanes, encaminado a la conquista del derecho a decidir, como paso previo a la independencia.

Un departamento de Francia

Hugh Thomas, bastante más sensato que la periodista entrevistadora --que con las preguntas muestra claramente su vena anticatalana--, cita Cambó para declararse contrario al proceso iniciado, y asegura que "Catalunya independiente será un departamento de Francia". La verdad es que no razona por qué debería ser así y se limita a hacer elogios del 'president' Tarradellas ("un hombre muy inteligente") y a despreciar a los que le sucedieron, aunque da la impresión de que conoció poco a Tarradellas y conoce aún menos, por no decir nada, a los presidentes que le han sucedido.

Digo esto porque, si bien puedo entender (los compartiré o no) los razonamientos de acuerdo con los cuales, consumado el proceso independentista, Catalunya se quedaría sola, no podría ingresar en la Unión Europea, perdería las inversiones extranjeras o bien debería sufrir la deslocalización de empresas multinacionales, etcétera, etcétera, que podemos escuchar cada día a miembros del Gobierno Rajoy y leer en la prensa madrileña, me cuesta entender el argumento de Thomas cuando nos dice que Catalunya pasaría a ser un departamento francés. Como no la explica --probablemente no había reflexionado mucho cuando le hicieron la pregunta-- hemos quedado sin el relato de esta teoría que yo no soy capaz de averiguar.

Bastante más interesante , en cambio, es la posición de Alain Minc, que sí sabe de qué habla. Y, además, lo hace sin rodeos: "Si se confirmara lo que [los catalanes ] creeis --asegura Minc--, vuestro sueño sería su pesadilla". Y pregunta al entrevistador: "¿Piensa usted que se puede conquistar el mundo desde Barcelona si no se está en España y, especialmente, si no se está en la Unión Europea? Es la provincialización garantizada. ¿Piensa que las grandes empresas irán a un país que tendrá tantas dificultades? ¡Esto es soñar! ¡Es no conocer cómo funciona la economía!"

El periodista, que se siente cuestionado, le pregunta luego por qué no sería posible un referendo y Minc responde: "Que yo sepa, el referendo debe ser autorizado por las Cortes. España tiene una Constitución, no estamos en Túnez. Catalunya podría tener la independencia si hiciera dos referendos. En uno debería preguntarse a los catalanes: '¿Quieres salir?' Y en el otro se tendría que preguntar a todos los demás españoles: '¿Desea que salgan los catalanes?' Esto es una democracia. Pero no podemos obviar que la Constitución existe".

A escala mundial, los Estados europeos son sellos

Entonces, el periodista le replica que las constituciones se pueden cambiar. Y Minc está de acuerdo, pero se pregunta a continuación qué son hoy los estados europeos a escala mundial. "Son sellos", responde. "Francia, Italia , España no son nada a escala mundial. Solo existe una entidad europea sobre el soporte de Estados miembros sólidos. El día que los españoles dejen que España se destruya habrá un problema de federalismo en Italia. El resultado serán países en proceso de disolución. Y Europa no se puede debilitar así, no es posible. Los catalanes érais la parte más dinámica de la Península; si os independizáis os convertiréis en un pequeño Estado abandonado por el mundo."

Pero Minc no solo da argumentos contrarios a la independencia --lo que no hace Thomas--, sino que demuestra al lector que es consciente del problema y sabe, por tanto, que no se puede bromear. Y, además, diagnostica que el problema es grave, porque acabará --si no se produce un cambio radical en las posturas de unos y otros-- con un choque frontal de imprevisibles consecuencias. Es entonces cuando Minc no se queda solo en el diagnóstico, sino que propone a continuación una solución: "Ha habido --dice-- muchos errores por parte de las dos partes. El Gobierno de Madrid ha sido demasiado duro y el Gobierno catalán no se ha dado cuenta de que se estaba metiendo en un tobogán. La respuesta inteligente sería reescribir la Constitución. España no tiene los medios para seguir teniendo 17 autonomías. España debería ser una monarquía federal alrededor de cuatro o cinco grandes entidades miembros".

También yo creo que esta sería la solución, pero estoy convencido de que pocos políticos --tal vez solo Duran y quizá algún miembro del PSC (no estoy tan seguro de si habría alguno del PSOE)-- estarían dispuestos a negociarla. Y si esto no se hace, todos (no solo los catalanes, pero especialmente los catalanes) pagaremos muy caro el resultado de este desencuentro. Pero la culpa será de todos (no solo de los catalanes).