Tensión y escaramuzas

Por mucho que algunos se imaginen que palpan el momento de la verdad, lo cierto es que el momento se acerca pero aún queda lejos. Tanto Mas como Rajoy están tranquilos, convencidos ambos de dos cosas: una, que actúan de la mejor manera posible; y dos, que por este camino todavía tienen meses de margen, quizá años, antes de que el choque de trenes sea inminente.

Parece que los mercados y el mundo del dinero, tan astuto y temeroso, les dan la razón en este segundo aspecto. Cuando la agitación política no comporta inquietudes económicas, es que no hay para tanto. Si no se observa riesgo de choque inmediato, no hay prisa para frenar ni dialogar. Tanto Mas como Rajoy circulan con cierta comodidad por la misma vía pero en dirección contraria y sin previsiones de descarrilar. Es lo que van a hacer, en un intercambio de escaramuzas y retos mutuos que nos tendrá entretenidos y en tensión aunque se trate de matices y sutilidades.

Lo que deberían hacer, como reclama la sensatez, sobre todo la catalana y en parte la internacional, es sentarse, negociar y proponer un pacto. Pero no están dispuestos a negociar nada de nada, por lo menos los próximos meses. Tampoco quieren llegar al desenlace. Ni Goliat blande la espada ni David esgrime la honda.