Techo y comida

Protesta de la PAH en Barcelona, el pasado mes de junio.

Protesta de la PAH en Barcelona, el pasado mes de junio.

ANA PASTOR

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Cuando Rocío se llevaba una mano al pecho y con la otra se tapaba la boca para que el pequeño Adrián no oyera sus sollozos, era todo verdad. Cuando cosía sus pequeñas zapatillas de fútbol destrozadas de tantas patadas al balón, era todo verdad. Cuando contaba y recontaba las salchichas de la cena de esa noche, era todo verdad. También cuando medía la leche y las cucharadas de Cola-Cao y cuando se metía en la cama con varias capas de ropa y dos mantas que no espantaban el frío. Todo era cierto.

Y eso que Rocío es un personaje. El de la maravillosa Natalia de Molina en la película 'Techo y comida' que he podido ver esta semana. La valiente apuesta por la hiperrealidad del director andaluz Juan Miguel del Castillo se me ha aparecido justo unas horas antes de que el Consejo General del Poder Judicial haya hecho públicos los últimos datos sobre desahucios en nuestro país. Señales. El titular de inicio puede parecer positivo. 'Bajan un dos por ciento en el segundo trimestre del año'. Pero no lo es. Primero porque ya estaban bajando y se ha ralentizado esa caída. Y segundo porque hablamos de 18.391 desahucios: «Casi un 54 por ciento de los lanzamientos estuvo ligado a arrendamientos y más de un 40 se derivaron de ejecuciones hipotecarias».

Pregunto a quienes mejor conocen el tema, los que siguen trabajando con los que sufren los desahucios y frente a quienes los ejecutan. «El problema de los desahucios está mutando», me cuenta Carlos Macías, portavoz de la PAH en Barcelona (Plataforma de Afectados por la Hipoteca). «Hasta ahora nos encontrábamos con casos que tenían que ver sobre todo con hipotecas. Ahora cada vez vemos más desahucios en alquileres». Los datos, las estadísticas y la calle coinciden.

SIN CALEFACCIÓN NI MERIENDA

La PAH insiste en que hay pocas medidas integrales en ese sentido y las que quieren poner en marcha algunos ayuntamientos como el de Barcelona son frenadas de inicio por el Gobierno central. Rocío y Adrián son personajes de 'Techo y comida'. Pero existen. Hace unos meses 'El Objetivo' estuvo con Aura. Vive con su hija y con su nieto. Todos juntos. Juntos cosiendo los remiendos de una realidad fría que tiene un precio. Sus ingresos son 556 euros. Fueron realojados junto con otras familias tras perder su vivienda. Antes de que llegara aquel día en que la PAH les ayudó hubo muchas tardes de elegir entre el techo y la comida. Tardes entre cuatro paredes pero sin calefacción y sin merienda. Y hoy sigue ocurriendo.

Hemos dejado de hablar de ello. Aunque haya madres que esta misma noche al meterse en la cama se lleven una mano al pecho y con la otra se tapen la boca para que sus hijos no escuchen sus sollozos de desesperación. Y puede que los niños no lo escuchen. Pero puede que nosotros tampoco.