LIBROS

De tal palo, rara astilla

Emocionantes testimonios de padres e hijos 'diferentes' en el 'booktrailer' del libro 'Lejos del árbol'

RICARD RUIZ GARZÓN

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«Aunque muchos de nosotros nos sentimos orgullosos de lo diferentes que somos de nuestros padres, nos entristece lo diferentes que nuestros hijos son de nosotros». Cuando Andrew Solomon expone esto en su impresionante Lejos del árbol (Debate), uno de los libros más brillantes y necesarios de la temporada, no escribe diferentes a la ligera. Diferente, en su caso, quiere decir gay, o sordo, o autista. Diferente es cualquier hijo que no responda a las expectativas de sus padres, que más allá de sus rasgos heredados de forma vertical -lengua, nacionalidad, religión, clase social- reciba o adquiera características horizontales que contradigan el refrán anglosajón según el cual «la manzana nunca cae lejos del árbol» (nuestro «de tal palo, tal astilla»). Solomon, National Book Award y finalista del Pulitzer 2002 por El demonio de la depresión (Ediciones B), descubrió la revolucionaria idea de que identidad y enfermedad podían tener algo en común al preparar un reportaje sobre la sordera y ver que muchos temores de los padres entrevistados eran similares a los que su propia familia había manifestado sobre su homosexualidad. Los padres de hijos sordos, como los de gays y lesbianas, tratan de reducir al mínimo lo que aleja a sus hijos de su presunta normalidad. Unos y otros curarían a sus hijos si fuera posible, o al menos así es aún en muchos lugares. Este escritor y profesor de psiquiatría amplió el espectro: ocurría igual con una madre que tenía una hija con enanismo, y con padres con hijos superdotados, y con esquizofrenia, ciegos, transexuales, discapacitados... ¿Y si en vez de ser ellos los especiales formaran parte de un grupo mayoritario, unido por la diferencia, y el raro fuera el caso de los típicos, los completamente normales, los estandarizados? Tras entrevistar a más de 300 familias durante 10 años, Solomon ha escrito un libro sensible, esperanzador, cargado de resiliencia y de conclusiones inesperadas. Lejos del árbol, hay que admitirlo, es un libro diferente, especial, que rompe con lo esperado. Dan ganas de ser sus padres.