tú y yo somos tres

Un susto: Rato presidente del Gobierno

ferran Monegal

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No paran de descubrirse nuevas y tremendas facetas de Rodrigo Rato. Al parecer, su arte trapacero alcanza cotas prodigiosas. Sandra Sabatés ('El intermedio') nos enumeró sus últimas gestas, en particular esos 82 millones de euros que desde su despacho ministerial -y luego también desde la presidencia del FMI- impuso en beneficio de sus empresas. Ante esta colosal habilidad ventajista y marrullera, y dado que Rato formaba parte de ese dúo (el otro era Rajoy) que Aznar tenía en mente para sucederle, a Wyoming le entró de pronto un temblor y advirtió: «¿Y si Rato hubiera llegado a ser presidente?». ¡Ahh! Su intención era asustarnos, evidentemente. Disfrazado de conductor del 'Telediario', nos dio el parte de las grandes hazañas que Rato podría depararnos si fuera Presidente del Gobierno. «El presidente Rato se ha entrevistado con Trump y le ha ofrecido una tarjeta 'black' como obsequio» nos dijo primero, y luego añadió «Ante el comienzo de la declaración de la renta, el presidente Rato anima a todos los españoles a evadir impuestos». Hombre, televisivamente hablando, el gag ha sido bueno, pero no ha acabado de asustarnos del todo. Quizá porque a la audiencia no nos atemoriza imaginar lo que pudo haber sido y no fue. Con la realidad, nada imaginaria, sino verídica, de los presidentes y expresidentes autonómicos que han sido encausados por corruptos, ya tenemos la capacidad de asustarnos bien cubierta. Con la corrupción nos está pasando aquello que dicen, con mucha retranca, en las repúblicas bananeras: «Es como el aire acondicionado. Cuando te lo instalan escuchas un ruido que molesta; pero luego te acostumbras y ya no lo oyes».

CASAS MALDITAS .- Ahora que estamos de nuevo en plena burbuja inmobiliaria, con insoportables precios de pisos y de alquileres, <b>Iker Jiménez</b> ('<i>Cuarto milenio'</i>, Cuatro) nos acaba de demostrar que hay casas a mitad de precio, pero que nadie las quiere. «No se venden porque están marcadas por la tragedia», nos decía Iker con su habitual tono sobrecogedor. Y nos enseñó cuáles son. En Galicia, por ejemplo, la mansión en la que asesinaron a la niña <b>Asunta Basterra</b>. Es un finca espaciosa. Estupenda. Pedían primero más de un millón. Ahora han bajado a 500.000. Y no hay manera. ¡Ah! Nadie quiere vivir donde han ocurrido crímenes horrorosos. En cambio, tienen gran éxito inmobiliario las mansiones de corruptos condenados y confesos,