Geometría variable

Suspenso difícil de remontar

JOAN TAPIA

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¿Cómo juzgar los dos años de Mariano Rajoy? Intento dejar lo subjetivo (discrepancia fuerte y respeto personal y profesional) y ser objetivo. El Índice de Confianza Económica del CIS (órgano gubernamental), que oscila de 0 a 100, está ahora en 28,6, mejor que hace un año (21,7), pero algo peor que en la etapa final de José Luis Rodríguez Zapatero cuando convocó elecciones (30,1). Y el de Confianza Política está por debajo del económico (26,9) frente al 27,7 hace un año y el 35,5 cuando Zapatero disolvió las Cortes.

¿Por qué? Hizo una oposición tremendista y no ha cumplido sus dos grandes promesas: bajar impuestos y seguir revalorizando pensiones con el IPC. Pero quizá lo más grave es que no ha explicado las razones (que hay) del incumplimiento. ¿Por qué hubiera demostrado la leña al mono en la oposición? Por seria incompetencia -como Zapatero- en la comunicación? Una mezcla de las dos cosas. Lo peor es que no ha entendido que la crisis económica y la política -Catalunya es el primer capítulo- exigían un gran esfuerzo de diálogo, aunque luego, finalmente, no hubiera consenso. Ha optado por la confrontación (Wert y el espantajo de una regresión al prefelipismo en el aborto) para satisfacer al electorado más hincha (por ser suave). Y Bárcenas ha conllevado una fuerte deslegitimación del PP y del presidente -recordemos la basura que lanzaron sobre el PSOE por Filesa-.

El acierto es que, aunque tarde y muchas veces mal -recordemos que Cristóbal Montoro pregonó hasta junio del 2012 que subir el IVA era una barbaridad y luego lo subió salvajemente (incluso al cine)-, se ha acabado haciendo la política económica que dicta Europa (Berlín, Bruselas y el BCE), la única posible sin salir del euro. Y la dura devaluación interna puede estar funcionando, aunque los principales índices (empleo y PIB) estén peor que cuando llegó al poder. Pero los recortes -a veces obligados- no justifican las meteduras de pata de Wert (Erasmus), Ana Mato (copago), Alberto Ruiz-Gallardón (tasas judiciales)… ni que Montoro baje la inversión pública en Catalunya el triple que en España. El equipo económico, pese al error de haberlo dividido, ha hecho algunas cosas, pero la mejora de la prima de riesgo debe mucho a la decidida actuación de Mario Draghi en el BCE para salvar al euro y a Italia (y de rebote a España). El desencuentro con Catalunya es el mayor error. Escandaloso. Quizá Mas pierda a corto plazo (se ha equivocado), pero la desafección actual (fruto de la suma de wertadas sobre lo del Estatut) es inconmensurable. Y eso queda ahí, y la fractura costará mucho de coser (si se puede).

¿Puede remontar Rajoy en los dos años que le quedan, pese a que ha perdido 10 puntos de apoyo electoral y el PSOE, que no va bien, le adelanta en intención directa de voto? Sí, puede y el personaje sabe aguantar (hacerse algo el tonto no es siempre tonto), pero no si lo fía todo a una reactivación que será lenta y con poco empleo. Y debe poner orden. La imagen de Aznar señalando con la cárcel a Mas está más cerca de Marine Le Pen que de Angela Merkel.

EL BANQUERO Y LA SECESIÓN

La deuda catalana subiría a 250.000 M€

Encuentro fugaz con un gran banquero: «Me preocupa Catalunya, no la independencia, porque no es posible. No por leyes, por números. Catalunya debe 50.000 millones y no puede financiarse. La separación le obligaría a asumir el 19% de la deuda española (el porcentaje de PIB), unos 200.000 millones. No puede pagar 50.000 millones y quiere asumir 250.000? Eso no tiene salida». Quizá habla así porque no es catalán?: «No, sino fuera por los créditos del BCE a la banca española al 1% y a largo, España tampoco habría podido financiarse». ¿No es un enfoque demasiado simplista?: «El del banquero».