GEOMETRÍA VARIABLE

Susana Díaz ante los "emergentes"

JOAN TAPIA

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Hay gente que cree en milagros. Y en política los ha habido. Pero, salvo un milagro, veo imposible que Susana Díaz sea elegida mañana. Es más, no creo que lo sea hasta pasado el 24-M. Sus enemigos gritarán que es un fracaso. Pero no lo es, es lo normal. Susana decidió y jugó bien sus cartas. Anticipó las andaluzas porque sabía que el año final de legislatura con IU sería de infarto y le haría perder imagen. Anticipó las elecciones, que se creía con fuerzas de ganar pese a la jueza Ayala y el escándalo de los ERE, para no "contaminarlas" con las municipales o legislativas en las que creía, con razón, que su socialismo con injertos populistas tendría menos tirón.

Anticipó para no dar tiempo al nuevo rival de la izquierda, Podemos, y evitar que concurriera ya con algún trofeo (quizás con la jueza Manuela Carmena en la alcaldía de Madrid). Jugó y ganó. Pese al descrédito del bipartidismo, conservó sus 47 diputados del 2012, mientras que el PP (entonces el más votado) perdía nada menos que 22 escaños, hasta 33. Y Podemos quedó muy lejos con 15.

Ganó con sobresaliente, pero sin matrícula. Sin mayoría absoluta. Y ahora le toca aguantar. Los que han perdido (el PP e IU) no harán ningún favor a la líder del partido que gobierna desde hace 33 años, un récord superior incluso al de Pujol. Y las fuerzas emergentes solo pueden facilitar la investidura (con la abstención) cuando obtengan más ventajas que inconvenientes. ¿Qué gana ahora Albert Rivera si le pone las cosas fáciles a Díaz? ¿Discusión interna y que el PP le acuse de ser "compañero de viaje" del PSOE? Sería casi suicida. Otra cosa será después del 24-M.

¿Cuántos posibles votantes del PSOE, o del PP, o de Ciudadanos, ganará Pablo Iglesias en Madrid o Valencia si Podemos ayuda hoy a los socialistas? Cero patatero, que diría aquel. Otra cosa será cuando el favor pueda ser correspondido con, por ejemplo, la alcaldía de Cádiz, que el PP puede perder.

Susana no debe ponerse nerviosa. Seria sí, porque el retraso en formar gobierno es mala cosa, pero sin perder la sonrisa y sin que aflore la impaciencia o el malhumor. Debe saber aguantar dos o tres semanas en las que, además, el foco se trasladará, si ella se contiene, a la campaña de las elecciones municipales. Jugó y ganó, pero no al 100%. No tiene mayoría absoluta y deberá gobernar con pactos estables o negociando caso por caso.

Por eso es un error, e incluso contraproducente, que se saque de la manga propuestas improvisadas como que en las elecciones autonómicas haya una segunda vuelta para que la fuerza más votada se asegure la gobernabilidad. Agitado por la líder de un partido que ha mandado durante 34 años, el fantasma de la ingobernabilidad solo provoca una gran carcajada. Andalucía no es la Italia de Renzi. Y tampoco beneficia a Susana Díaz coincidir con el PP, que, cuando divisa problemas inmediatos en Madrid o Valencia, aboga por garantizar por ley el gobierno de la primera lista. Estas cosas no se proponen dos semanas antes o después de unas reñidas elecciones, sino con mucho tiempo por delante y voluntad de consenso.

También Artur Mas esgrimió esta exigencia cuando Pasqual Maragall le ganó la presidencia de la Generalitat en el 2003 aunque, más prudente, nunca quiso convertirlo en ley.

EL REFERÉNDUM DE MONAGO

Aunque para ridículo, el del inefable presidente de la Junta de Extremadura, Juan Antonio Monago, que en su programa electoral propugna que los extremeños se pronuncien en referéndum sobre la reforma electoral. Como escribe Lucía Mendez en El Mundo: "Proponer un referéndum en una comunidad autónoma es lo que le faltaba a la fiesta popular... si Monago fuera socialista, el PP diría que sigue la alocada senda de Artur Mas".