Dos miradas

Suite de Pàndols

'In memoriam. La quinta del biberó', de Lluís Pasqual, es una suite sobre la infamia y el miedo en la sierra de Pàndols, sobre la lucha inútil y la derrota segura

Una escena de 'In Memoriam. La quinta del biberó', de Lluís Pasqual.

Una escena de 'In Memoriam. La quinta del biberó', de Lluís Pasqual.

josep maria Fonalleras

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En la arenga de la batalla de Azincourt, Enrique V pronuncia unas palabras memorables: «Nosotros pocos, felices pocos, nosotros, banda de hermanos». Están a punto de luchar y el rey inflama a la tropa y promete un futuro de gloria y honor. Ganarán. En 'In memoriam. La quinta del biberó', los jóvenes soldados republicanos también son hermanos, un grupo de amigos. Y aquí se acaban las comparaciones. Perderán. Ya han perdido. El montaje de Lluís Pasqual que abre hoy el Temporada Alta (y que se verá pronto en el Lliure) es una suite sobre la infamia y el miedo en la sierra de Pàndols, sobre la lucha inútil y la derrota segura, sobre la sangre sin honor ni gloria. Inútil. El absurdo de la sed y el hambre, los temblores y los piojos y las trincheras, la vida y la muerte en la batalla más absurda. 'In Memoriam' es, a la manera de Walter Benjamin, «la construcción histórica que se consagra a la memoria de los que no tienen nombre».

En el tristísimo y cautivador retrato de los jóvenes que no sabían dónde iban y que no sabían qué demonios era una guerra, Pasqual consigue la «tarea más ardua». Los acuerdos graves y oscuros de Monteverdi (madrigales que son réquiems) marcan el tiempo de los 115 días de desconcierto y turbación, en un espectáculo excepcional -documento y llanto- que, como también decía Benjamin, «despierta a los muertos y recompone lo que está destrozado». Los que volvieron enmudecidos ahora alzan la voz, en un escenario, en la ceremonia que testimonia el dolor.