Dos miradas

Sucio teatro

Emma Riverola

Emma Riverola

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

M ourinho perdió y quiso maquillar su derrota desacreditando la batalla. En un delirio conspirativo, incriminó a la UEFA, a Unicef, a un buen puñado de árbitros internacionales y a la Federación Española de Fútbol de actuar en beneficio de la bestia azulgrana. El entrenador del Real Madrid prefirió defecar sobre la competición antes que conceder al adversario una pizca de mérito.

Los que contemplan el fútbol sin alma de forofo se ríen o se indignan ante la teatral, manipuladora y pueril chulería de Mou. Pero también hay quien, según sus propias palabras, le admira. Cada uno escoge a sus ídolos y quizá no es fortuito que Esperanza Aguirre venere al entrenador portugués. Del mismo modo, tampoco parece casual que el PP juegue a ganar votos con el terrorismo o que su líder espiritual, José María Aznar, prefiera desprestigiar lo que perdió que apoyar lo que un día gobernó. Solo en esa clave se puede entender su empeño en dudar de la solvencia española en foros internacionales.

El arte del mal perder o del ganar a cualquier precio cuenta con insignes adeptos más allá de nuestras lindes. Ahí están Berlusconi y Sarkozy, jugueteando con el tratado europeo de libre circulación de las personas e intentando remover las vísceras del populismo patrio. En el fondo, todo se trata de un mismo teatro de autor. Visceral y cobarde. Inmoral y peligroso. Por desgracia, el aforo siempre está completo.