NÓMADAS Y VIAJANTES

¿Sucederá en España?

RAMÓN LOBO

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Una de las diferencias esenciales entre una democracia imperfecta y otra de bajísima calidad, como la nuestra, es que en la primera se asumen las derrotas y se dimite. Se trata de una combinación de respeto al ciudadano y dignidad. Horas después de conocer los resultados oficiales dimitieron de sus liderazgos Nick Clegg (Partido Liberal Demócrata), Nigel Farage (UKIP, euroescéptico) y Ed Miliband (Laborista). ¿Sucederá lo mismo en España tras las municipales y 13 autonómicas a finales de este mes? No se hagan ilusiones: en España, como bien saben, ganan hasta los que pierden y no dimite nadie ni por accidente. Recuerdo una brillante pintada vista en las redes sociales: «Dimitir no es un nombre ruso».

La aplastante -e inesperada por su magnitud- victoria del líder conservador David Cameron en las elecciones británicas incluye una nota de advertencia para el Reino Unido y su nuevo Ejecutivo: Escocia se mantiene con fuerza en la senda que conduce a la independencia. El Partido Nacional Escocés (SNP) ha obtenido 56 de los 59 escaños en juego en su territorio. Su líder Nicola Sturgeon es, junto a Cameron, la gran triunfadora de los comicios. El mensaje de los votantes es simple y diáfano: si no se cumplen las promesas de autogobierno nos vamos. Sturgeon ha prometido ser una china en el zapato de Cameron; tampoco descarta una segunda consulta para la independencia.

Aunque la victoria del SNP es abrumadora, incluso mayor de los dos tercios que muchos países exigen en sus constituciones para aceptar cambios de calado, Sturgeon no la considera un plebiscito. Alex Salmond, exlíder del SNP e impulsor del referéndum del 18 de septiembre de 2014, se sentará en el Parlamento de Westminster. Salmond perdió aquella consulta (un 55,3% de los escoceses dijo no a la secesión frente al 44,7%) y dimitió al frente de su partido. El SNP tiene los votos, el mensaje y la fuerza. A diferencia de lo que sucede en otros lares parece que también posee paciencia.

El Partido Laborista fue barrido en Escocia, su caladero tradicional de votos y escaños. Aunque Miliband lo ha esgrimido como excusa para explicar, en parte, el descalabro, ha asumido su responsabilidad y ha dimitido. Las encuestas llegaron a augurarle un empate con los conservadores. La realidad es que ha perdido 25 escaños respecto a 2010. Ha sido una derrota dolorosa. Los laboristas siguen en busca de un mirlo blanco desde que el último, Tony Blair, les salió cuervo negro.

El error de las encuestas

Las encuestas se han vuelto a equivocar, incluso las de a pie de urna se quedaron cortas. Cameron superó a todos: 331 escaños en un Parlamento de 650. La gran catástrofe de la noche fue la de los liberal demócratas, coaligados con Cameron en esta legislatura. Han perdido 49 escaños (hoy tienen ocho). En el camino se han quedado sus principales dirigentes. Clegg, también dimisionario, dijo que la historia les reconocerá su aportación a la estabilidad del país en un momento duro para el Reino Unido. Lo ocurrido contiene advertencias que se pueden leer en clave española. Los partidos que aspiran a ser bisagras a veces son engullidos por el más fuerte.

Cameron tiene ante sí un enorme reto, además de encontrar acomodo a Escocia en un nuevo Reino Unido: el referéndum sobre la continuidad en la UE. Es un caso similar al de la OTAN y el PSOE de Felipe GonzálezCameron lo convoca para ganarlo, aunque aún no lo ha dicho de una manera tan clara. El fracaso del euroescéptico y también dimisionario Farage mejora el escenario, pero será una batalla dura y complicada. La consulta está prevista en dos años. Londres tiene mientras una baza negociadora con el resto de sus socios de la UE.

Nacionalismo inglés

Es una oportunidad para que el Reino Unido haga cuentas con sus inversiones y sus puestos de trabajo, y reflexione sobre sus intereses más allá de la retórica antieuropea. En esta campaña ha habido un fuerte tufo nacionalista inglés que se ha reflejado en las urnas en Escocia. En el Reino Unido solo se sentían británicos los norirlandeses, los galeses y los escoceses. Los más reacios han sido siempre los ingleses que solo se sienten ingleses.

Quedan heridas que cerrar y espacios comunes por descubrir. Quizá en ese empeño democrático y civilizado en el que participan todos también tenga enseñanzas para el caso español.

Incluso para la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría que sintió como propia la victoria de Cameron, pero no las dimisiones posteriores. Su entusiasmo es a la carta. Así gana cualquiera.