La rueda

'Star Wars' y crecimiento económico

Asimilar el actual formato de la economía al desarrollo es un acto de fantasía culpable

RAMON FOLCH

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El reciente estreno del séptimo episodio de La guerra de las galaxias ha excitado a los seguidores de la saga y ha inclinado a George Lucas, que fue su creador en un ya lejano 1977, a explicarse. Ha entonado un canto a los valores de la fantasía creativa y de la metáfora como recurso artístico, las razones del éxito de Star Wars.

Lucas también produjo los cuatro episodios de Indiana Jones, otro fértil ejercicio creativo. En este caso, la arqueología desplazó a la ficción futurista. En ambos, lo imaginativo fue concebir los guiones y producir las películas, repletas de efectos especiales; el contenido, por el contrario, era una pura fantasía, un relato inverosímil. La fantasía es onírica y evanescente, mientras que la imaginación engendra proyectos sólidos e implementables.

Hay un paralelismo con la realidad socioeconómica que tenemos. El sostenibilismo trata de imaginar una alternativa que nos permita escapar del actual callejón sin salida. El desarrollismo partidario del business as usual, en cambio, permanece en su fantasía delirante. La seria sacudida de la crisis del 2008 no le sirvió de lección. Ya empieza a ser patético. Se pretende que el mismo discurso causante del problema se erija en la solución.

Según el demoledor informe recién publicado por Oxfam, 62 multimillonarios acumulan más recursos que los 3.500 millones de personas más pobres. Hace unos años hacían falta 338 multimillonarios para alcanzar esa cota. La riqueza se concentra y la pobreza se expande. El crecimiento sirve, sobre todo, para enriquecer a los ricos. A costa de los pobres y de los recursos planetarios. Asimilar este formato económico al desarrollo es un acto de irresponsable fantasía culpable. Llegó la hora de la imaginación sensata. O imaginativos jedis sostenibilistas o jedislado oscuro