El epílogo

¿Son ricos los políticos?

JUANCHO DUMALL

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El de los sueldos y los bienes de los políticos es asunto expuesto como ningún otro a la demagogia. Pero eso no quiere decir que no deba abordarse de manera sensata y sosegada. Las webs del Congreso y del Senado publicaban el jueves el patrimonio y la renta de diputados y senadores, un loable ejercicio de transparencia que se produce, además, cuando la crisis económica y movimientos alternativos como el del 15-M han arrastrado a los políticos en su conjunto a las mínimas cotas de aceptación social.

A la publicación de los datos de patrimonio y renta de los parlamentarios siguió el previsible revuelo mediático: tertulianos escandalizados, diarios que hacían análisis comparativos entre partidos para determinar dónde había más millonarios, columnistas que descalificaban a candidatos que proponen reformas sociales cuando tienen una segunda e incluso una tercera residencia… Nada, en fin, que no pudiera preverse cuando sus señorías decidieron hacer este ejercicio de estriptís.

Pero pasada la efervescencia de las primeras horas, puede afirmarse que este esfuerzo de nitidez es un avance en la calidad de nuestra democracia, por más que varios parlamentarios lo hayan puesto en duda tildándolo de «pura chafardería» (Duran Lleida) o subrayando lo injusto de que se mezclen trayectorias profesionales largas y cortas (Javier Rojo).

Cinco conclusiones

Tras el furor desatado por la publicación de los datos y su pesada digestión, podemos establecer algunas conclusiones. Uno: los salarios de los parlamentarios españoles no son excesivamente altos. Dos: la exposición de su patrimonio ante el electorado es saludable. Tres: algunos de ellos quedan inevitablemente emplazados a dar explicaciones complementarias. Cuatro: las cámaras acaban de pactar una reforma constitucional para eliminar el déficit, pero son muchos de sus componentes los que tienen deudas hipotecarias demasiado elevadas para sus ingresos declarados. Cinco: por fortuna, ni el PP es el partido de los ricos, ni el PSOE, el de los obreros.