Pequeño observatorio

No son pobres, es que no saben cocinar

Sería bonito que la señora Cospedal diera clases de cocina a los que van a los comedores sociales

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Si tuviera más paciencia y menos cosas que hacer me entretendría coleccionando las frases realmente chocantes, pintorescas o lamentables que pronuncian algunos personajes públicos, especialmente los políticos. Es una tentación que me ha asaltado después de leer la cita que hace Pere Bosch de unas palabras de la señora Cospedal. Si tengo que creer a este señor, Cospedal ha dicho que «la gente va cada vez más a menudo a los comedores sociales porque ellos no saben cocinar». Me cuesta creerlo, pero los poderosos han culpado a menudo de la pobreza a los pobres, de vagos a quienes no tienen trabajo, de maleducados a los que protestan ante una decisión injusta.

Se ha descubierto, pues, la verdad: los comedores sociales están llenos de gente que no sabe hacerse una tortilla ni un huevo frito, operaciones realmente dificilísimas. ¿No sería oportuno convertir los comedores sociales en escuelas de gastronomía? Sátiras aparte, en un libro antiguo sobre el arte de la medicina se halla esta sentencia: «El vientre vacío no escucha con alegría las palabras». Y menos aún, pienso, cuando las palabras son acusadoras.

Aunque haya personas que, víctimas de las circunstancias, se acomoden a ir al comedor social, estoy convencido de que eso no les proporciona especial satisfacción a quienes han de encontrar acogida por primera vez. Si no se ha perdido tristemente la sensibilidad, estoy convencido de que el ofrecimiento debe calentar no solo la sopa sino también el ánimo de los que son atendidos.

¡Que aprendan a cocinar!, viene a decir la señora CospedalPere Bosch es quien lo explica, haciendo notar que esta señora es la segunda figura del PP. No tengo ninguna información, lo reconozco, sobre su vida familiar, aunque creo que su vida diaria debe ser bastante ajetreada. Pero sería bonito que diera clases de cocina a los que van a los comedores sociales. Y sobre todo, debería evitar caer me el irrealismo de María Antonieta, que dijo: «Si el pueblo no puede comer pan, que coma cruasáns».